El número de contribuyentes más ricos alcanzó máximos antes de la pandemia

Imagen de la calle Preciados, en Madrid.
Imagen de la calle Preciados, en Madrid.Jesús Hellín / Europa Press

Antes de que llegara la pandemia, la economía española marchaba viento en popa y parecía haber dejado definitivamente atrás los años más duros de la Gran Recesión. Uno de los tantos efectos de esta recuperación sostenida se refleja en la estadística de declarantes del IRPF publicada este miércoles por la Agencia Tributaria (AEAT): el número de contribuyentes más ricos, aquellos con rentas superiores a los 601.000 euros, tocó máximos no mucho antes de que irrumpiera el tsunami de la covid-19. En 2018, últimos datos disponibles, la cifra de los declarantes más acaudalados se había duplicado con respecto a 2013.

La AEAT publica los datos de los declarantes del IRPF con dos años de desfase. Los de este miércoles se corresponden a la declaración de la renta que se hizo en 2019 sobre lo ganado el año anterior, es decir, sobre las rentas que los contribuyentes obtuvieron en 2018 y declararon al año siguiente. Según la estadística, 11.367 contribuyentes estaban en 2011 en el tramo más alto de la escala, frente a los 10.580 que declararon haber ganado más de 601.000 euros antes del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, más de una década atrás.

Esta cifra se puede mirar desde otros ángulos, pero la instantánea no cambia. Es el máximo de la serie publicada por la AEAT, el doble que en 2013, cuando en lo más duro de la crisis el número de los contribuyentes más ricos tocó su punto más bajo, y supone un aumento del 22% respecto a 2017. También creció el número de declarantes en el tramo entre los 150.000 y 601.000 euros, el segundo más alto que recoge la estadística: más de 100.500 personas en 2018, un avance del 7% con respecto a 2007.

Pese al incremento, los contribuyentes que se encuentran en lo más alto de la escala —que no ofrece más desglose por encima de los 601.000 euros— representan un pequeño porcentaje del total: el 0,06% de todos los contribuyentes que presentaron su declaración en 2019, que fueron 20,6 millones y pagaron al fisco, de media, 5.942 euros. Incluso sumando a este grupo el tramo inmediatamente inferior, el peso específico sobre el conjunto sigue siendo bajo: un 0,55%, que sube hasta el 4,2% si también se incluyen quienes ganaron entre 60.000 y 150.000 euros en 2018.

El grupo más voluminoso lo acaparan los declarantes de los eslabones más bajos, con rentas inferiores a los 21.000 euros: en 2018 eran el 60% del total, unos 12 millones de personas. En concreto, el tramo más nutrido fue el comprendido entre los 12.000 y los 21.000 (un 22,5%), aunque en términos porcentuales este intervalo fue también el único que perdió declarantes sobre el año anterior, mientras todos los demás crecían.

La estadística publicada este miércoles por la AEAT también ofrece datos sobre las rentas medias por tipo de actividad económica. Los efectos de la recuperación tras el gran crac financiero se hicieron patentes a partir de 2014, con ritmos de crecimiento del PIB que llegaron a rebasar el 3%, y se tradujeron en un aumento de la renta media de casi todos los regímenes. Los asalariados ganaron en media 22.559 euros en 2018 —descontadas cotizaciones y otros gastos—, casi un 2% más que el año anterior y un 9,5% más que antes de la Gran Recesión.

También la renta media de la mayoría de los autónomos creció en 2018. Los profesionales que tributan en estimación directa, el grueso del colectivo, declararon 14.335 euros, una cifra más alta que el año anterior y también más que antes de la crisis financiera global.

Para quienes la recuperación parece no llegar nunca es para los autónomos que tributan por módulos, un grupo reducido que en 2018 superaba de poco los 375.000 contribuyentes. Este sistema de tributación, que solo está permitido para ciertas actividades y hasta cierto tope de facturación, implica que no se pague al fisco en función de los ingresos y gastos reales, sino que se abone una cantidad fija de acuerdo con ciertas características del negocio, como los metros cuadrados del local. Una fórmula más sencilla y más beneficiosa, que sin embargo ha dejado ver su cara perjudicial con el estallido de la pandemia y el parón económico: al no reflejar las pérdidas sufridas, complica el acceso a las ayudas del Gobierno —parte de ellas se conceden en función de la caída de la facturación—, que ha ofrecido a estos profesionales pasar temporalmente al régimen de estimación directa de forma excepcional.

Según la AEAT, estos autónomos declararon rentas medias cada vez más bajas a partir de 2007, salvo puntuales repuntes en 2014, 2015 y 2017. En 2018, su renta media fue de 10.401 euros, un 0,9% que un año antes y 12.000 euros por debajo que la de los asalariados.


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