El número de profesores de FP crece a un ritmo menor que las matriculaciones de alumnos


El éxito de la Formación Profesional es incuestionable. Desde 2014 el número de estudiantes ha crecido un 18,6% (ya son 891.505). Si se analiza el incremento registrado con respecto al curso 2019-2020, el alumnado de FP creció un 9,2%, muy por encima del de Bachillerato (1,6%) y del de grados universitarios (3,4%). En cambio, la evolución del profesorado contratado a tiempo completo no está siguiendo ese ritmo: desde 2014 ha aumentado un 12,6%, 10 puntos por debajo del crecimiento de los alumnos, según recoge el Informe 2021: La FP como clave de desarrollo y sostenibilidad, elaborado por el Observatorio de la Formación Profesional en España. ¿Cómo se explica ese desajuste?

Los expertos consultados señalan que responde a una mezcla de factores. Por un lado, al poco atractivo que despierta la Administración pública en profesionales en activo, que en sectores como el tecnológico o el industrial podrían percibir sueldos inferiores en caso de pasarse a la docencia. Por otro, la más que probable situación de interinidad que deben vivir en caso de no obtener una plaza fija en el concurso de oposiciones. Desde hace años, resulta complicado en las diferentes autonomías completar las plazas que se ofertan o bien por falta de candidatos o porque los que se presentan no tienen la nota o los méritos suficientes, según explican desde el sindicato mayoritario CC OO.

El estudio ―impulsado por Caixabank Dualiza y el Instituto Vasco de Competitividad― señala que según datos de Eurostat, en 2019 el 18,4% del profesorado trabajaba a tiempo parcial, la mayoría en centros privados (54,8%), y con mayor intensidad en el caso de los docentes de grado superior (64%). El 81,5% del profesorado contratado a tiempo completo correspondía a centros públicos. Los autores no encuentran un factor claro que explique esa temporalidad y señalan que sería necesario analizar “futuros datos de accesibilidad, para poder cotejar si combinan ese trabajo con otras actividades en el entorno productivo o bien responde a las características del mercado laboral en este sector (como la feminización o la precariedad)”. Pese a la falta de claves, urgen a las administraciones a mejorar la provisión, capacidad de respuesta frente al incremento de plazas, disponibilidad de profesores y la calidad del servicio de orientación a los alumnos.

Rodrigo Plaza, responsable de FP de CC OO en Cataluña, confirma que en esa comunidad el mayor problema es la falta de perfiles. En la convocatoria de oposiciones 2020-2021, el 52% de las plazas quedaron desiertas (dentro del cupo de profesores de FP con estudios universitarios). Entre las especialidades con mayor número de plazas ofertadas, Informática (de 242, un total de 166 quedaron sin cubrir), Administración de empresas (de 127, hubo 60 que quedaron desiertas), y Organización y Gestión comercial (de 122, 77 desiertas). De las destinadas al cuerpo de técnicos de FP ―plazas para graduados técnicos sin titulación universitaria― quedaron vacantes el 41%. “En determinados sectores se gana más en la empresa privada que en la Administración pública. Por ejemplo en informática o si eres un buen soldador. Para la gente que está trabajando, dejar ese empleo para presentarse a la oposición y terminar haciendo una sustitución cuesta, pocas personas lo hacen”. En la lista de sustituciones docentes de difícil cobertura de Cataluña siempre figuran profesores de FP, especialmente en las ramas industriales. “Siempre puedes tener suerte y que te toque cubrir una baja de un año, pero no es lo habitual”, añade.

Es lo que le pasó hace un año a Pablo, de 30 años, interino en la especialidad de Cocina y Pastelería. Trabajó tres años en un centro concertado y decidió preparar los 64 temas de la oposición para ganar en condiciones laborales y “tener mayor seguridad vital”. “Nos estamos dando cuenta de que la FP es la que más salidas tiene, entonces habrá que dotarla de medios, no puede ser que haya clases prácticas de taller con 35 alumnos para un solo profesor, tiene que haber desdobles”. Lamenta que el alumnado llega cada vez con más necesidades educativas: TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), problemas de conducta… “No es una clase teórica, hay que estar con ellos”. Pablo no tiene la seguridad de que el curso que viene vaya a trabajar. Eso le genera ansiedad. “No puedes contemplar el hecho de compaginar con otro empleo, cuando hacen un llamamiento a las personas en la bolsa tienes 24 horas para incorporarte”.

Luis García, presidente de la Asociación de Centros de Formación Profesional FP empresa, que aglutina a 400 institutos de España (el 75% públicos), cree que la Administración debería contratar a más docentes para mejorar las ratios. El máximo de alumnos por aula en la mayoría de autonomías está fijado en 30 tanto en grados medios como en superiores (que como el Bachillerato, dan acceso a la Universidad). Considera que debería reducirse a 20 y 25, respectivamente. Además, defiende que en las sesiones prácticas debería haber dos profesores por clase: “FP significa aprender haciendo, la parte práctica supone un 75% del currículo y hay que trabajar con los alumnos en los talleres, usamos herramientas y tenemos que estar muy encima”. El pasado junio llevaron esa petición al Congreso de los Diputados en la fase de consulta pública de la nueva ley de Formación Profesional, que ya se encuentra en tramitación parlamentaria. “Por su naturaleza, este tipo de enseñanza necesita que el profesor sea cercano, el modelo aquí es personalizado”.

Ese tipo de enseñanza de la que habla García cosechó mayores esperanzas laborales en 2020 que la universitaria. En un escenario con un 38,3% de desempleo entre jóvenes de 15 y 24 años (más de 20 puntos por encima de la media de los países europeos, con un 16,8%), las ofertas de trabajo para graduados universitarios cayeron un 16% respecto a 2019, y casi un 20% si se compara con 2016. En cambio, las ofertas para graduados en FP de grado medio pasaron de representar un 15,28% en 2019, a un 18,56% en 2020. Desde 2016, las oportunidades de trabajo para las personas con un título de FP han crecido un 26%, hasta alcanzar el 41,3% del total de ofertas de empleo.

En Madrid, las tasas de interinidad en FP son altas, de un 30%, y superan a las de Primaria (11%), y a las de Secundaria (18%). “Faltan profesores de FP permanentemente, la Administración convoca continuamente bolsas extraordinarias. El sistema tiene dificultad para encontrar perfiles”, apunta Isabel Galvín, de CC OO. Otro de los problemas, a su juicio, es que para los profesionales en activo resulta “poco atractivo” opositar porque los temarios no están actualizados. Por ejemplo, en la rama de Cocina, en la parte práctica, los platos que tienen que preparar no tienen relación con las cartas de los restaurantes actuales, tampoco los materiales con los que cuentan. “Tiene que ver con la financiación, con el dinero del que disponen los tribunales de las oposiciones para diseñar las pruebas”. Los 64 temas que preparó Pablo para Cocina y Pastelería se rigen por un real decreto de 1996.

Alta inserción laboral

El 44,7% de los estudiantes matriculados en FP son mujeres. Aunque según los datos de la EPA de 2020, la afiliación a la Seguridad Social de las mujeres graduadas en ciclos de las ramas STEM (siglas en inglés de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) es cercana al 75%, el porcentaje de ellas que se decanta por estas especialidades es muy bajo, apenas el 12%. Las mujeres escogen mayoritariamente Imagen personal, donde el 88% del alumnado son mujeres; Servicios socioculturales y a la comunidad (86%), y Sanidad (75%). En el lado opuesto se encuentran Electricidad y electrónica (4%) e Instalación y mantenimiento (3%). Mónica Moso, responsable del Centro de Conocimiento e Innovación de CaixaBank Dualiza, pone de relieve el concepto “prima de empleo”. “Es la ventaja de matricularse en unos estudios frente a otros a la hora de encontrar empleo. Las mujeres que se gradúan en FP muestran más de 20 puntos de diferencia respecto a las que solo obtienen la ESO en las posibilidades de encontrar un trabajo”.

Si se tiene en cuenta tanto a los hombres como a las mujeres graduados en FP, los sectores que presentan una mayor proporción de ocupados son, por orden, Industria (con un 32,5% de ocupación), Construcción (24,4%), Servicios (22,4%) y Agricultura (16,1%). El grado escogido por el mayor número de alumnos es Administración y gestión, seguido de Informática y comunicaciones.

En cuanto a la finalización de los estudios, mientras el 75% del alumnado de bachillerato culmina sus estudios, solo lo hace el 62% del de FP. “En Bachillerato el itinerario es muy claro, el recorrido es directo hacia la Universidad. En FP hemos detectado que hay carencias en el servicio de orientación o apoyo para la matriculación… Hay muchos cambios de familias profesionales y eso les genera pérdida de confianza en sí mismos. Si se mejorasen los recursos, irían con más firmeza hacia lo que de verdad les gusta”, indica Juan Gamboa, investigador de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad y coautor del estudio.

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