EL PAÍS

El océano Atlántico registra un récord de 13 millones de toneladas de sargazo que amenaza el Golfo de México

El Laboratorio de Oceanografía de la Universidad de Florida ha detectado 13 millones de toneladas de sargazo extendidas por el océano Atlántico, una cifra sin precedentes para un mes de marzo. Los expertos están preocupados porque todavía quedan lejos los meses de junio y julio, las fechas en las que esta masa alcanza su punto álgido y se desplaza hacia el Golfo de México. “La superficie de sargazo de este año será probablemente una de las más grandes jamás registrados”, asegura el informe. El Gran cinturón de sargazo del Atlántico, como se conoce a esta formación de algas flotantes, se extiende desde África occidental y tiene una longitud de unos 8.000 kilómetros.

El sargazo no es un fenómeno nuevo, lo que no tiene precedentes es la cantidad y el tamaño que llega a alcanzar en verano. Cuando arriba en las playas de México y se descompone emite un olor fétido que puede alcanzar niveles serios de toxicidad para los humanos, asegura el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). El color marrón y el olor desagradable penetra en la nariz y los ojos de los turistas que van a veranear a Quintana Roo, donde están lugres como Cancún, Tulum o Playa del Carmen. Esperan arena fina y playas de agua cristalina, y se encuentran un mar oscuro, de agua turbia y arena marrón.

El ayuntamiento de Cancún, que ya ha empezado a ver este problema reflejado en sus costas, ha retirado en marzo 313 toneladas de sargazo de sus playas con tractores. Con esto buscan mantener la blancura de sus playas para no decepcionar a los 250.000 visitantes que prevén para esta temporada de Semana Santa. Aun así, 13 de las 100 playas que monitorea la Red de Monitoreo de Sargazo de Quintana Roo tienen mucha cantidad de alga, 25 tienen una cantidad “abundante” y el resto moderado, muy bajo o sin sargazo, según el informe de ayer. El año pasado, la temporada de sargazo concluyó a finales de noviembre con la recogida de 50.000 toneladas de algas en los 32.000 metros de playas públicas de Quintana Roo, según informó la gobernadora, Mara Lezama.

Esta masa de algas cumple una función ecológica importante, principalmente ofreciendo áreas de descanso, reproducción, alimentación y transporte para otras especies. Además, son la base de las redes alimenticia en el mar. Pero la enorme cantidad de sargazo que se instala en las playas tiene un impacto negativo en los ecosistemas de esas zonas. El Sistema Arrecifal Mesoamericano se ha visto afectado por la capa de sargazo que cubre la superficie del agua, impide el paso de la luz y deteriora la biodiversidad que hay debajo. Este deterioro de la vegetación marina provoca una reducción del oxígeno disponible para la prosperidad de la fauna que vive en esos ecosistemas.

El Conacyt y el Laboratorio de Oceanografía coinciden en señalar la causa del aumento tan drástico del sargazo: el cambio climático. “Las arribazones de sargazo a las costas de México y otros países del Caribe, es evidencia de un cambio ambiental global de dimensiones colosales que se ha convertido en una seria amenaza económica, social y ambiental para el país”, aseguran desde el Conacyt. En México se han dedicado esfuerzos ingentes a recoger y destruir de las playas esta masa incómoda, pero la capacidad de esta solución es limitada, visto que cada año aumenta las algas.

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