El otro equipo de Tom Brady: Gisele Bündchen y sus tres hijos

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El 2020 no parecía que iba a ser un gran año para Tom Brady, tras su salida de sus queridos Patriots y su fichaje por los Buccaneers de Florida. Un momento clave para la estrella del deporte en Estados Unidos pero en Europa más conocido, quizá, por el tándem que forma junto a la supermodelo brasileña Gisele Bündchen. Pero la noche del 7 de febrero de este año, Brady batía un récord consiguiendo por séptima vez un campeonato de fútbol americano, lo que le sitúa como el único jugador estadounidense con siete anillos de campeón. El matrimonio representa la imagen del éxito y la fortuna. Ella a los 40 años sigue siendo toda una estrella y él demuestra que se crece ante la adversidad. Su fortuna asciende a 500 millones de dólares.

Como siempre, en el terreno de juego —esta vez en Tampa, la casa de los propios Buccaneers— Brady no estuvo solo. Bündchen y sus hijos le acompañaron. Desde el principio de la noche se pudo ver a la modelo en un palco del estadio rodeada de familiares y amigos dando apoyo al deportista.

Pero fue cuando el partido acabó y el equipo se proclamó vencedor, Bündchen se dejó ver en el terreno de juego. Allí saltó con mascarilla, pero como casi todos los presentes acabó con ella bajada: pasó de estar bajo la nariz a la barbilla, y de la barbilla al cuello. Y allí abrazó, besó y tuvo multitud de gestos de cariños con el flamante campeón.

La modelo iba vestida al detalle para la ocasión: melena suelta y poco maquillaje, además de una sudadera negra del equipo con las iniciales TB y donde se leía “Go, Bucs!”. Bündchen sacaba constantemente su móvil del bolso (de plástico transparente), con el que mandaba fotografías y vídeos. De hecho, subió algunas de ellas a los stories de su perfil de Instagram, donde acumula casi 17 millones de seguidores.

Bündchen, de 40 años, y Brady, de 43, se conocieron en el año 2006 gracias a una cita a ciegas, en lo que ella ha llegado a llamar como amor a primera vista, y se casaron tres años después. Han vivido en Nueva York, Boston y ahora en Miami, donde alquilan una casa por más de 60.000 euros al mes mientras construyen una nueva en la exclusiva Indian Creek. Juntos han tenido dos hijos: Benjamin, que tiene 11 años, y Vivian, 8. Pero en el terreno de juego de Florida también les acompañaba Jack, de 13 años y fruto de una relación anterior de Brady con la actriz y modelo Bridget Moynahan.

El pequeño vive con Moynahan en Nueva York, aunque visita a su padre con frecuencia y mantiene una estrecha relación con sus hermanos y con Bündchen, como pudo verse durante la Super Bowl. Pero al principio la noticia de su nacimiento fue complicada de gestionar para la modelo. Cuando llevaba un par de meses saliendo con el deportista, este le contó que su exnovia esperaba un hijo suyo.

“Dos meses después de iniciar nuestra relación, Tom me dijo que su exnovia estaba embarazada. Al día siguiente, la noticia estaba en todas partes, y sentí que mi mundo se había puesto patas arriba”, contaba la brasileña en su biografía Lessons: My Path to a Meaningful Life (Lecciones: mi camino hacia una vida plena), publicada en otoño de 2018. Cuenta también que todo el escándalo público alrededor del embarazo “no fue un momento fácil” pero que la llegada del pequeño fue una alegría. A partir de entonces, fue un miembro más de su familia. “Quería estar allí para Jack y Tom, y hacer lo que fuera necesario para crear estabilidad en sus vidas y ayudarles a tener una relación cercana”. Algo que parece que ha conseguido con el que llama cariñosamente “hijo bonus”.

Ellos mismos han contado en alguna ocasión que su matrimonio no ha sido un camino de rosas, sino que más bien ha contado con numerosas espinas. Por ejemplo, lo hizo Brady en una entrevista hace un año con Howard Stern, donde explica que mantuvo una conversación con su esposa sobre la importancia de que él también asumiera el peso de las decisiones y dinámicas familiares. “Hace dos años, Gisele no estaba satisfecha con nuestro matrimonio”, contó Brady. “Necesitaba un cambio. Me dijo que aunque la situación funcionara para mí, no lo era lo mismo para ella. Y es que a veces en una relación te encuentras en un punto en el que todo funciona para ti pero lo importante es que la relación funcione para los dos. Hay que trabajar en las dos partes para que sea sostenible”.


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