El parto prematuro incrementa el riesgo de enfermedad cardíaca en las madres

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La llegada de un bebé suele descolocar el ritmo habitual de un hogar, pero si se trata de un recién nacido prematuro, se multiplican las tareas de sus cuidados, sobre todo durante los dos primeros años de vida. Un niño prematuro es el que viene al mundo antes de las 37 semanas de gestación. Nacer antes de tiempo, implica que el bebé permanecerá un tiempo hospitalizado hasta que, como mínimo, llegue a la fecha de parto en la que hubiese nacido el niño. Para que un recién nacido prematuro reciba el alta hospitalaria “no ha de presentar pausas respiratorias y ha de tolerar bien la alimentación, aunque si hay alguna otra complicación, como una enfermedad pulmonar aguda o una inflamación intestinal, se puede alargar la estancia hospitalaria”, explica Marta Reche Morros, supervisora de enfermería de la Unidad de neonatología del Hospital Vall d’Hebron en Barcelona.

El hecho de que un bebé permanezca hospitalizado durante meses “llega a crear a los padres una gran dependencia de los profesionales médicos y de la monitorización de su hijo, como forma de controlar que todo está bien. Por ello, cuando llega el momento mágico del alta, aparece un sentimiento de estrés, inseguridad y miedo a que dejen de respirar o a no ser capaces de cuidarlos, aunque llevan semanas haciéndolo. Para minimizar esta circunstancia, en el Servicio de Neonatología del Hospital Vall de Hebrón, tenemos un modelo de cuidado centrado en el paciente, con la participación directa de la familia”, añade Reche Morros.

Una vez que el bebé llega a casa y teniendo en cuenta que cada niño tiene su circunstancia diferente que marcará su ritmo de desarrollo y necesidades específicas, hay unos consejos que facilitarán el cuidado del recién nacido prematuro cuando llega a casa, según la supervisora de enfermería de la Unidad de neonatología del Hospital Vall d’Hebron:

  1. La alimentación con leche materna es lo ideal, pero también existen leches artificiales adaptadas a prematuros que pueden utilizarse hasta los 2 kilos de peso y, posteriormente, cualquier otra leche adaptada de lactante. Los suplementos nutritivos no son necesarios si el crecimiento del bebé se ajusta a los parámetros habituales. El recién nacido tomará en casa hierro y polivitamínicos, que dejará de ingerir cuando tenga alrededor de seis meses de edad.
  2. Ayudar a controlar el reflujo gastro-esofágico o estomacal que suelen tener los bebés prematuros y que desaparece con el tiempo, lo que provoca la regurgitación de la comida durante la digestión.
  3. Mantener una temperatura corporal del bebé adecuada, de alrededor de 36 grados. Una manera de ponerse en la piel del bebé y comprobar su temperatura corporal es con la referencia de que si la madre tiene frío, el bebé sentirá más que ella y si la mamá tiene calor, el niño tendrá también, pero menos. La ropa del bebé conviene que sea cómoda y sin botones. Es aconsejable evitar los cambios bruscos de temperatura, por lo que si se entra en un lugar con mucho calor hay que desabrigar al bebé y lo contrario en el momento de salir al exterior.
  4. Baños relajantes a temperatura adecuada que no tienen que ser diarios, ni siempre con jabón.
  5. Paseos al aire libre, porque el sol es fuente de energía y vitaminas.
  6. Transporte seguro para vehículos. En el mercado, existen sillas para los coches específicos para bebés prematuros, que cuentan con un sistema que permite que el recién nacido viaje con el cuerpo estirado casi del todo para que respire con facilidad.
  7. El seguimiento médico es importante para comprobar la evolución del bebé. Lo llevará a cabo el pediatra y la enfermera que corresponda a la familia por zona.
  8. Los niños prematuros deben de recibir las vacunas habituales del calendario general.
  9. Evitar la transmisión de infecciones al bebé con medidas como el uso de mascarillas y el mantenimiento de una distancia de seguridad de 2 metros cuando una persona está resfriada. Si se trata de los hermanos del recién nacido, conviene que no duerman en la misma habitación, así como lavarse las manos antes de coger al bebé, evitar la guardería, al menos durante el primer año de vida o lugares públicos como hospitales, salas de espera o consultas pediátricas, además de evitar el humo del tabaco y limpiar los juguetes con agua y jabón.

La experiencia de una madre de gemelas prematuras

En el caso de tener bebés gemelos prematuros, la dedicación para su cuidado se multiplica por dos. “Por regla general, los padres de hijos prematuros tenemos mucho miedo a que nuestros hijos enfermen y vuelvan al hospital. Recomiendo normalizar la situación poco a poco. Ser muy organizado con las siestas, las comidas y la higiene. En general, crear rutinas con ellos, como dar los medicamentos siempre a la misma hora, porque casi todos los niños prematuros tienen que tomar hierro y vitamina D durante unos meses. Día a día, mejora la confianza y cada vez hacemos todo con más seguridad. Lo mejor es disfrutarlo; tenerlos en casa es un regalo. Vivir el día a día, sabiendo la fortuna que tenemos y lo guerreros que han sido nuestros hijos para salir adelante. El tiempo pasa volando y cuando menos te lo esperas son menos vulnerables y más fuertes”, comenta Catalina Montaña Acevedo, madres de dos hijas mellizas prematuras, Lola que nació con 1.400 gramos de peso y Martina, con 850 gramos.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2017, nacieron 25.720 bebés prematuros, con menos de 37 semanas de gestación y por debajo de la semana 32 de gestación nacieron 3.447. Desde la Asociación de Padres de Niños Prematuros (APREM)  su presidenta, Concepción Gómez Esteban, recoge las solicitudes de las asociaciones de España que agrupan progenitores de bebés que vinieron al mundo antes de los nueve meses, para mejorar su atención por parte de la sanidad y otras instituciones públicas, entre las que mencionan:

  • Unidades de Neonatología abiertas para los padres 24 horas.
  • Bancos de leche y fomento de la donación de leche materna.
  • Apoyo psicológico y formación sobre el cuidado para los padres antes del alta hospitalaria.
  • Seguimiento sanitario de los bebés nacidos con menos de 32 semanas de gestación, como mínimo hasta los 7 años y como máximo e idóneo hasta el inicio de la pubertad.
  • Atención temprana y de calidad en todas las comunidades autónomas para valorar el desarrollo global del niño a lo largo de su crecimiento.
  • Flexibilización del acceso a la escolarización infantil para los niños nacidos prematuramente que lo necesiten.

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