El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha dejado claro este miércoles en el Senado de Estados Unidos que su prioridad es la lucha contra la inflación. En su comparecencia bianual ante el Congreso, Powell se ha declarado “fuertemente comprometido” a rebajar la inflación “de forma expeditiva”, pero ha admitido el riesgo de nuevas sorpresas con la inflación. En su opinión, la economía estadounidense está fuerte y puede resistir una política monetaria más dura y seguirá subiendo los tipos de interés. Sin embargo, crecen los temores a que eso conduzca a una recesión.
La Reserva Federal ha aprobado este mes la mayor subida de tipos desde 1994, de 0,75 puntos porcentuales. Con ello trata de combatir una elevada inflación, que en mayo fue del 8,6%, la más alta de los últimos 40 años. Powell ha reconocido que habría empezado a subir los tipos antes de tiempo en caso de imaginar que los precios se iban a descontrolar tanto. Hoy está recibiendo críticas de algunos senadores. Tanto Powell como la secretaria del Tesoro, pensaron inicialmente que la inflación iba a ser un fenómeno transitorio que remitiría con relativa rapidez. Se equivocaron.
“La elaboración de una política monetaria adecuada en este entorno incierto exige reconocer que la economía suele evolucionar de forma inesperada”, ha admitido Powell, que ha añadido: “Es evidente que la inflación ha sorprendido al alza durante el pasado año, y podrían producirse nuevas sorpresas. Por lo tanto, tendremos que ser ágiles a la hora de responder a los nuevos datos y a la evolución de las perspectivas”.
Powell ya indicó tras la última reunión del comité de política monetaria de la Reserva Federal que en julio planeaba una nueva subida de tipos de 0,5 o 0,75 puntos. “Creo que lo que ustedes verán será un progreso continuo, un progreso rápido hacia tipos de interés más altos”, ha señalado este miércoles ante la Comisión de Banca del Senado. Mañana comparece ante la Comisión de Servicios Financieros de la Reserva Federal.
La tasa de paro está en el 3,6%, cerca de mínimos históricos. La Reserva Federal es consciente de que sus subidas de tipos afectarán a la demanda. “No queremos reducir la demanda, queremos reducir el crecimiento, reducir la demanda sería provocar una recesión”, ha señalado. Aunque las previsiones de Powell todavía son relativamente optimistas, las voces que hablan del riesgo de recesión no han dejado de crecer. Esta semana el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cuya popularidad se ha visto muy castigada por las subidas de precios, afirmaba que la recesión no es inevitable.
En esa línea, Powell ha señalado en su intervención inicial: “Nos esforzaremos por evitar añadir incertidumbre en lo que ya es un momento extraordinariamente difícil e incierto. Estamos muy atentos a los riesgos de inflación y decididos a tomar las medidas necesarias para restablecer la estabilidad de precios. La economía estadounidense es muy fuerte y está bien posicionada para manejar una política monetaria más estricta”.
La Reserva Federal todavía cree que se puede lograr el aterrizaje suave de la economía estadounidense, es decir, controlar la inflación sin que el paro se dispare y el país entre en recesión. Pero reconoce que hay factores fuera de su control, como los atascos en la cadena de suministros o los precios de la energía y otras materias primas, que pueden hacerlo imposible. De hecho, hay riesgo incluso de que ocurra lo contrario, que la actividad deje de crecer, pero los precios no se contengan y la economía entre en una fase de estanflación.
“En la Reserva Federal comprendemos las dificultades que está causando la elevada inflación. Estamos firmemente comprometidos con la reducción de la inflación y estamos actuando de forma expeditiva para lograrlo. Disponemos de las herramientas necesarias y de la determinación necesaria para restablecer la estabilidad de los precios por el bien de las familias y las empresas estadounidenses. Es esencial que reduzcamos la inflación si queremos tener un periodo sostenido de condiciones sólidas en el mercado laboral que beneficien a todos”, ha empezado Powell su intervención inicial.
Powell ha rehusado dar consejos a los parlamentarios sobre lo que ellos deben hacer para contribuir a rebajar la inflación. “Lo que tengo que hacer es cumplir el mandato que ustedes me han dado”, que es mantener la estabilidad de precios con el mayor nivel de empleo sostenible.
El Congreso tendrá la posibilidad de poner su granito de arena con la suspensión del impuesto federal a los combustibles por tres meses (de julio a septiembre) que les ha reclamado Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, este mismo miércoles. Ese impuesto es de 18 centavos por galón (unos 5 centavos por litro) en el caso de la gasolina y de 24 centavos por galón para el gasóleo. Es muy poco, una rebaja del 4%, en comparación con la subida del 60%, unos dos dólares, que han subido esos precios el último año.
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