El PSOE confía en que la salida de Iglesias facilite la convivencia de la coalición

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, este 2 de marzo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, este 2 de marzo.MONCLOA

La salida de Pablo Iglesias del Gobierno ha sentado bien en el sector socialista del Ejecutivo. Todo son buenas palabras en las primeras horas. La situación de tensión interna entre los dos sectores del Gobierno de coalición se había vuelto muy complicada en las últimas semanas. Desde Navidades ni siquiera hay ya maitines, la reunión que todos los lunes juntaba a Sánchez, Iglesias y sus núcleos duros. El presidente llevaba semanas retrasando una reunión a solas con Iglesias en la que se suponía que iban a destensar las tiranteces en varios frentes. Cada semana se anunciaba y cada semana se retrasaba. El malestar era ya indisimulable, aunque ambos sectores insistían en que la coalición no se iba a romper y que 2021 no sería año de elecciones generales. Con la inesperada salida de Iglesias, forzada por la catarata de decisiones que inició la moción de censura en Murcia, los socialistas creen que la convivencia será más fácil. Yolanda Díaz será ahora ―tras la salida de Iglesias dentro de un mes, cuando empiece la campaña electoral madrileña― la máxima representante de Unidas Podemos en el Ejecutivo y como tal tendrá que negociar las decisiones más relevantes. Este martes, Sánchez e Iglesias se han reunido y han acordado los cambios en el Gobierno a falta de “rematar algunos detalles”, según ha comunicado La Moncloa.

El encuentro ha sido breve y “ambos consideran” que hay acuerdo en los cambios, que, según la propuesta de Iglesias, supondrán que la actual la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ocupe una de las vicepresidencias del Gobierno. El comunicado de la mañana recogía, no obstante, que todavía faltaban por “rematar algunos detalles con base en el acuerdo de coalición” entre el PSOE y Unidas Podemos. Finalmente, Díaz ha sido nombrada vicepresidenta tercera y conservará la cartera de Trabajo, mientras Nadia Calviño asciende a vicepresidenta segunda, el puesto que hasta ahora ocupaba Iglesias.

La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha incidido en la cordialidad del encuentro, pero no ha concretado la configuración del nuevo Ejecutivo. “Conforme esa situación se vaya aproximando en el tiempo le corresponde a él ―al presidente del Gobierno― anunciar cuáles son los cambios. Era intención del vicepresidente segundo salir del Gobierno cuando se acerque la fecha de la campaña electoral, en torno al 20 de abril”, ha detallado Montero en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Las tensiones con Díaz no han sido menores, especialmente con Nadia Calviño, vicepresidenta tercera ―la ministra de Trabajo ahora será la segunda, aunque todo indica que la ministra de Economía seguirá liderando la política económica y dirigiendo la comisión delegada de asuntos económicos, pero este es un asunto conflictivo que Sánchez tendrá que resolver―, pero esta militante comunista se ha caracterizado en estos meses por su capacidad para llegar a acuerdos. Hasta siete ha firmado con patronal y sindicatos. Díaz ha logrado fama de dura negociadora, en la tradición clásica comunista y sindicalista ―viene de una familia histórica de la representación obrera de Ferrol―, pero con capacidad para llegar a pactos. Y los socialistas valoran eso como una ventaja para negociar las decisiones que vienen ahora, algunas muy difíciles en política económica: pensiones, reforma laboral, ayudas a empresas, los ERTE, salario mínimo, impuestos.

El ambiente en el Consejo de Ministros, según relatan varios de sus miembros, ha sido una muestra de cómo ha sentado la bomba informativa de este lunes. Todo han sido buenas palabras para la ministra Díaz. Sánchez ya le dio la bienvenida a la vicepresidencia segunda y dijo que tenía la mejor opinión de ella. Ahora habrá que ver cómo funciona la coalición con Iglesias fuera ―pero aún al frente de Unidas Podemos, hasta que deje paso a Díaz―. Los socialistas son rivales electorales de Iglesias, y siempre hay tensión entre los dos sectores, pero en el núcleo duro de Sánchez tienen muy claro que hay muchísimos votantes de Unidas Podemos que nunca apoyarán al PSOE. Esto es, como se vio en noviembre de 2019, una bajada de Unidas Podemos no implica una subida de los socialistas. Por eso, para ellos es muy importante que el grupo de Iglesias conserve al máximo posible su espacio y no se hunda del todo, porque si eso sucediera las posibilidades de que sume el bloque de la derecha y Sánchez no pueda gobernar crecen muchísimo.

La portavoz del PSOE, Adriana Lastra, ha ensalzado en el Congreso la disposición de Iglesias. “Se ha puesto al servicio de su partido”, ha destacado. “Tenemos que saber dónde está el adversario, en los depredadores de lo público”, ha añadido en referencia a las elecciones del próximo 4 de mayo en la Comunidad de Madrid. En ese sentido, los socialistas también consideran una buena noticia que Iglesias se haya movido para salvar el espacio en Madrid y de paso apuntar a Díaz, con buena valoración en todas las encuestas, como la futura candidata.


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