El Real Madrid se conforma con lo justo

Por deméritos propios cosechados durante el mes de enero, el partido ante el Getafe era para el Real Madrid una final por LaLiga. Una de tantas esta temporada. Lo que la diferenciaba del resto era que Zidane, esta vez, contaba con los nombres justos para rellenar una pizarra. Los ausentes: lesionados, sancionados o cedidos. Hay decisiones muy cuestionables en la última incógnita de esa ecuación. Y por si fuera poco, el rival era el siempre incómodo Getafe que, sin embargo, últimamente viste más de azul oscuro que de ‘azulón’ y en Valdebebas volvió a demostrar por qué. Mostró su perfil más rocoso, cierto, pero para defender su portería más que para atacar la contraria y el Madrid entonces tomó la iniciativa.

Nuevo esquema y nueva pieza

Controló el partido a través de un esquema de tres centrales en el que Mendy no acabó de aterrizar y Marcelo, a su vez, parecía flotar sin obligación de mirar el retrovisor. Quizás es eso lo que necesita el brasileño; vivir sin responsabilidades. Quien sí adquirió galones importantes fue Marvin, titular por primera vez en Liga. Al jovencísimo futbolista de la casa nadie le pidió más aportación que la de cumplir con el expediente y la realidad es que el chico así lo hizo. Isco, el gran damnificado, lo vio todo desde la grada con cara larga y maldiciendo quizás su fallida marcha durante el mercado invernal.

A medida que el partido iba avanzando y el personal mojándose por la fuerte lluvia que caía sobre Madrid, el Getafe se hizo fuerte bajo el paraguas de sus cambios: Aleñá, Kubo y Jaime Mata de una sola tacada. Pero el Madrid, antaño experto en tormentas perfectas, resolvió el partido con dos goles prácticamente seguidos. Primero Benzema a pase de Vinicius (noticia) y segundo Mendy tras un servicio de Marcelo, más noticia aún.

Pero a buen seguro, la buena nueva más positiva que recibió Zidane fue que por fin pudo recortar dos puntos al Atlético. A cinco pero con dos partidos más. De ilusiones se vive.


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