El Real Madrid sufre para ganar al Eibar

Suma y sigue el Real
Madrid. Esta vez en Ipurúa donde firmó su quinta victoria consecutiva en un partido que empezó en la cima, peleó en el césped y sufrió pidiendo la hora para cerrarlo con los tres puntos. Benzema y Modric hicieron los goles y, desde entonces, los blancos fiaron sus cartas a la ventaja sin reparar en que el Eibar está en ese grupo de equipos que nunca se pueden dar por muertos. Kike
García, con un golazo, lo mantuvo despierto hasta el final.

Los dos equipos regalaron un muy buen partido de fútbol, lleno de jugadas de videoteca y rapidez continua que, con el paso de los minutos, perdió fuerza, pero no interés.

Eibar-Real Madrid, en imágenes

Mucho ritmo y buenos goles

Pocas veces esta temporada había dibujado el Real Madrid un inicio tan cómodo como el de anoche en Ipurúa. A los cinco minutos ya iba por delante y, a los 13, ya gozaba del 2-0. Y si lo hizo de esta manera fue por su juego, inteligente en las ideas y talentoso en la ejecución. De esto último se encargaron tres hombres: Rodrygo, Benzema y Modric, cada cual más afinado con el balón que el anterior.

El brasileño fue quien abrió el catálogo con un pase a Benzema para que hiciera el primero tras adiestrar el balón con un control de los suyos.

Más tarde, el propio ‘9’ ‘tiro’ de maniobras de equilibrio en la línea de fondo para poner el 2-0 a Modric con un pase atrás. Fue una especie de remake de aquella jugada en el último derbi del Calderón.

Los primeros minutos fueron música para el Real Madrid. Modric, director y Benzema, solista. Ambos juveniles encerrados en dos cuerpos de treintañeros. Pero entonces, el Madrid bajo el ritmo porque también los todoterrenos pueden rodar con la primera marcha puesta.

Y el Eibar, que hasta ese momento ni siquiera había alzado la voz, pegó un grito de asombro cuando Kike García se inventó un golpeo teledirigido a la escuadra de Courtois. Control, giro y disparo de francotirador (1-2).

Recorte en el marcador y partido más que vivo. Y entretenido. Incluso el VAR pareció no querer terminar con la igualdad y anuló un gol a Benzema por claro fuera de juego.

Susto y tranquilidad

Tras el paso por vestuarios, el partido bajó de revoluciones. El cansancio confirmó que los 22 jugadores eran humanos. No lo parecían. Y en ese escenario, los goles pudieron caer de cualquier lado. El Real Madrid seguía amenazando aunque con peores armas y el Eibar, espoleado por el marcador, buscaba sorprender con el empate a base de contragolpes.

En uno de ellos, sirvió un centro al segundo palo en el que Sergio Ramos taponó el remate armero con una mano sospechosa de penalti que el VAR pasó por alto volviendo a perdonar a los blancos en una temporada en la que ese tipo de infracciones están a la orden del día y se señalan.

Pero ni siquiera eso desilusionó a los de Mendilibar que monopolizaron la sensación del gol en los últimos minutos. Los de Zidane, casi asfixiados, aceptaron al peligro como compañero de viaje en los últimos minutos y salieron vivos de la ruleta rusa. Culpa de ello la tuvo Ramos que taponó, esta vez legalmente, el posible empate para que, ya sobre la bocina, Lucas Vázquez pusiera el 1-3 en un contragolpe fruto del cansancio que dio la victoria a los de Zidane.

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