El reto a la historia de Nikola Jokic

El reto a la historia de Nikola Jokic

El principal responsable de la elección de Nikola Jokic en el draft de 2014, Tim Connelly, confesaba en un reportaje de la ESPN su desconcierto con el pívot serbio en su primera temporada en la NBA. El novato de los Denver Nuggets tenía buen instinto pasador, eso es imposible ocultarlo, pero su juego era de lo más convencional. Lo último que hoy se diría de Jokic.

Era una cuestión de supervivencia. “En el Mega Basket podía pasarla con los pies y seguía jugando, pero aquí si pierdo el balón no juego. Así que tengo que ser un poco más conservador”, le contestó Jokic.

Suena paradójico, porque su dominio actual va ligado a la liberación más absoluta. A esa lucidez que hoy permite a un jugador con serios problemas para saltar una hoja de papel dominar en la NBA más rápida y atlética.

En el momento de escribir estas líneas, Jokic promedia 25,1 puntos, 11,1 rebotes y 10 asistencias por partido, ¡un triple-doble! Los Nuggets, por fin sanos después de las lesiones de Jamal Murray y Michael Porter Jr. en los últimos años, son líderes destacados del Oeste. Y aquel pívot serbio que jugaba con miedo al banquillo tiene argumentos para lograr lo que solo han hecho Bill Russell, Wilt Chamberlain y Larry Bird: ganar su tercer MVP seguido.

Un pasador privilegiado

Cuando esta semana le informaron de que estaba promediando un triple-doble, Nikola Jokic cortó al periodista con un “¡Ohhh!” que tenía mucho más de ironía que de asombro. La modestia y la socarronería van en su carácter, pero lo interesante era la reflexión que seguía: esos números deben valorarse en sentido colectivo, que es como él concibe el baloncesto.

El serbio también tiró de ironía cuando hace unos años le preguntaron en qué se parecía su juego al de LeBron James. “Tenemos la misma capacidad atlética. Bastante parecida. No sé, ¿puede saltar tanto como yo? Más o menos. Y la rapidez. Aunque él es un poco más viejo. No sé si podría aguantarme el ritmo”.

La visión de juego, la principal arma de Jokic

David Zalubowski / AP

James sí respondió en serio, y apuntó a lo que hace tan especial al pívot, el pase. “Tiene un talento increíble para escanear la pista y ver las jugadas antes de que pasen”. Y mencionó un nombre recurrente cuando se busca una comparación al serbio, Arvydas Sabonis. El patrón oro para hombres altos con una gran visión de juego.

Solo erró quizá en una cosa: puede que sea el momento de sacar la altura de la ecuación y preguntarse qué lugar ocupa Jokic entre los grandes pasadores de la historia.

Jokic, el ‘Rey Sol’

El pase es el arma que permite a Nikola Jokic dominar contra corriente. En una NBA en la que proliferan los equipos donde un jugador acapara gran parte del ataque (sistemas que giran en torno a un sol, o lo que el analista Seth Partnow llamó ‘heliocentrismo’), la estrella de Denver domina sin apenas amasar la pelota. Hay 40 nombres con más uso ofensivo (el porcentaje de posesiones de su equipo que finaliza un jugador) que Jokic (26,7%). Desde Tim Duncan en 2002 no se veía un (posible) MVP igual.

Nadie en la NBA toca más veces el balón (100,1 por partido), pero por sus manos pasa un suspiro. Apenas dos segundos y medio cada vez que recibe (2,66), muy lejos de Luka Doncic (6,38), Ja Morant (5,86) o James Harden (5,50), entre muchos otros. De los 50 jugadores que más balones tocan, solo cinco lo botan menos.

Es tentador decir que la diferencia está de hombros para arriba. Y sería cierto en buena medida. La gran virtud de Jokic es la velocidad a la que procesa el juego, la rapidez para reconocer y castigar la ventaja que genera un compañero. Incluso a veces anticiparla (ese pensar dos movimientos por delante del que hablaba LeBron).

Es también una cuestión de tacto, lo que remite a una comparación que Gregg Popovich ha hecho en varias ocasiones: un Larry Bird de siete pies.

Los Nuggets, candidatos a las Finales

Hubo un tiempo en que la forma más viable de ahogar a Jokic era cortar las líneas de pase, pero su relación con el aro ha crecido hasta convertirse también en un anotador letal. Nadie en la historia ha promediado más de 25 puntos con un true shooting (una métrica que toma en cuenta el distinto valor de tiros libres y tiros de dos y tres puntos) del 67,5% que marcó Stephen Curry en 2018. El serbio está en un 70,4%.

Jokic ha afinado su selección de tiro. Lanza menos de tres, donde la temporada pasada solo anotó un 33,7% de sus intentos, y a cambio está en un absurdo 67,6% en tiros de dos. Entre los tiradores de mayor volumen, está entre los diez mejores dentro (74,7%) y fuera (62,7%) de la zona restringida de la pintura, y desde la media distancia (53,3%). No basta con una capacidad de pase fuera de lo común, sino que también es devastador cuando mira al aro.

Con Jokic en pista, los Nuggets anotan 122,8 puntos por cada 100 posesiones, lo que sería el ataque más eficiente de la historia. Sin él, se desploman a 102, lo que sería el peor ataque de las últimas siete temporadas. Con el serbio, Denver tiene un net rating de +11,2; sin él, de -12,5. Dicho de otra forma, hay una diferencia de 23,7 puntos por cada 100 posesiones entre tenerlo o no en pista.

Jokic, con plena libertad creativa, está firmando un año asombroso y, con los Denver Nuggets asentados en el primer puesto del Oeste, candidatos firmes a las Finales de la NBA en la carrera más abierta que se recuerda en esta Conferencia, apunta al tercer MVP seguido.




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