El revulsivo Vinicius adelanta a Rodrygo por la izquierda


Benzema y Vinicius Jr ingresaron en el terreno de juego en sustitución de unos erráticos Jovic y Rodrygo en el minuto 62 y con el 1-0 brillando en el marcador. Instantes después, el Sevilla puso el empate en el marcador con un gran zurdazo de De Jong desde la frontal que obligaba a los blancos a una reacción inmediata con media hora por delante.



Hasta la entrada de ambos delanteros, el conjunto de Julen Lopetegui supo controlar los focos de peligro ofensivo de los blancos, muy tiernos con el trío atacante formado por Lucas, Jovic y Rodrygo. Vinicius, venido a menos de la mano de Zidane, recogió el guante y no desaprovechó la oportunidad.

El atacante brasileño se instaló bien orillado en la banda izquierda y poco a poco fue cambiando el sino de un partido que pintaba muy mal para el Madrid. A base de profundidad, desequilibrio y regate el brasileño giró la dinámica y el conjunto de Zidane, también con el clarividente Benzema alistado a la causa, pasó a llevar la iniciativa y a protagonizar sus mejores minutos.

En el primer balón que tocó, Vinicius se perfiló y buscó la portería de Vaklic. El remate, como suele ser costumbre, se fue desviado. Instantes después, empezó a aprovechar las subidas de Jesús Navas para torturar a campo abierto a un Koundé cada vez más desbordado. Sus compañeros (especialmente Kroos, Mendy y Benzema), sabedores de su potencia física ante un rival cada vez más desfondado, le buscaron con insistencia

De pronto, el 3-1 parecía más cerca que el 2-2, y solo una gran parada del portero checo a Toni Kroos tras una gran internada de Vinicius impidió que el Madrid pusiera tierra de por medio en el marcador. El extremo fue el jugador que más ocasiones creó en todo el choque (2) y en la eterna comparación de la que es objeto con su compatriota Rodrygo salió esta vez victorioso. El ex del Santos pasó de puntillas durante la hora larga que estuvo, incapaz de desbordar, rematar o pisar área ni siquiera.

Vinicius vuelve a pedir paso en un Bernabéu que no le pierde la fe. El gol, eso sí, seguirá esperando.


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