El Tribunal Superior vasco sentencia que la sanidad autonómica arriesgó la salud de sus trabajadores

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El brote de coronavirus en el hospital de Basurto, en Bilbao, suma ya 37 infectados —14 sanitarios, 12 pacientes y 11 visitantes—, es decir, cinco más que un día antes, con dos fallecidos desde el pasado 4 de junio. Ese día dieron positivo dos pacientes ingresados en la unidad de medicina interna del pabellón Revilla, el foco que encendió el contagio. La consejera de Salud del Gobierno Vasco, Nekane Murga, ha explicado este sábado que no ha habido más muertes entre los positivos del hospital bilbaíno, en el que hoy se va a reabrir el área de partos, cerrada el viernes al haber dado positivo una mujer ingresada allí. Otro brote localizado en el hospital de Txagorritxu, en Vitoria, ha dejado hasta ahora siete positivos y una persona fallecida.In EnglishAdemás, el Ejecutivo vasco está investigando un posible tercer foco en el Alto Deba (Gipuzkoa) después de que cuatro profesionales del hospital Aita Menni hayan dado positivo. Según ha informado el centro hospitalario guipuzcoano, cuatro de los infectados corresponden al área de administración y hay un quinto afectado que trabaja en un piso tutelado de baja supervisión donde residen personas con enfermedad mental, también situado en Mondragón. Los casos son asintomáticos y se localizaron por un muestreo epidemiológico realizado a todos los trabajadores.La consejera vasca de Salud ha explicado en una rueda de prensa que están elaborando un protocolo para regular las visitas a los centros sanitarios para reducir los riesgos de aparición de nuevos brotes. Está prevista la realización de pruebas PCR a las visitas, que solo se podrán realizar si son imprescindibles, y se les tomará la temperatura. Deberán además firmar un compromiso de tomarse la temperatura en casa y notificar el contacto estrecho con situaciones de riesgo.Termómetros en la puerta y test para toda la plantillaEn el hospital de Basurto, este viernes una hilera de unas 50 batas blancas guardaba una larga fila que desembocaba en dos carpas instaladas a modo de laboratorio provisional en el exterior del centro. Eran sanitarios que esperaban turno para hacerse la prueba PCR que revelará si son portadores del coronavirus. Esperaban para cumplir la orden de que todos los profesionales —unos 3.500 en total— deben someterse al test tras el rebrote vírico localizado en este centro hospitalario de Bilbao. A estas instalaciones solo se puede acceder si los detectores de la entrada acreditan que la temperatura no supera los 37,2 grados; una dosis de gel hidroalcohólico se vierte sobre las manos para desinfectar todas las entradas.Una de las particularidades de Basurto es que es un complejo de edificios independientes entre sí, salpicados de espacios verdes con árboles, césped y bancos ideales para relajarse. Dentro de esos pabellones de ladrillo rojo se sigue trabajando a brazo partido contra una pandemia que no descansa. La alarma saltó justo cuando las UCI de Basurto se habían vaciado de enfermos de covid-19 y las autoridades vascas, a un mes de las elecciones autonómicas del 12 de julio, preparaban el fin de la desescalada y la apertura de la movilidad con las comunidades autónomas vecinas.Cuatro personas comentan las pruebas oncológicas que ha pasado una de ellas: es la primera vez que vuelve a estas instalaciones desde que la covid-19 rompió los esquemas del planeta. Bibiana Montero explica que no siente un temor particular a acudir al hospital, porque los focos parece que están controlados, pero cree que las actuaciones para evitar este repunte contagioso podrían haberse mejorado.El padre de su amiga, que prefiere no hablar, permanece ingresado después de que hace unos días acudiese al área de Revilla para someterse a unas revisiones que determinaron que padece un cáncer. En la PCR dio entonces negativo, pero ahora forma parte del grupo de pacientes que los médicos creen que enfermaron por el coronavirus a raíz del primer caso que originó el rebrote. Montero relata que pocos días después de esas pruebas, el hombre, de 72 años, comenzó a manifestar síntomas que se confirmaron en un caso positivo cuando fue hospitalizado de nuevo. Añade que fue su amiga la que acudió al médico para pedir que todo el entorno de su padre pasara los test de rigor para certificar si el contacto con él se tradujo en contagios. Hubo suerte: todos dieron negativo. “Se van a quedar en casa una semana, pero no le hicieron el rastreo de casos que tanto se dice, vino ella a pedir la prueba”, indica.“Es más arriesgado ir a una terraza que a un hospital”Una colina enfrente de Basurto, donde se ve una perspectiva del hospital, cuenta con varias cámaras y reporteros informando del rebrote. La asistente de quirófano Ane Mendiketa critica tanto revuelo mediático ante algo que considera “normal” en un contexto de pandemia. “Es más arriesgado ir a una terraza que a un hospital”, sentencia, porque allí pueden controlarse bien los casos aunque puedan producirse contagios puntuales como los vividos esta semana. “Ir a la playa o a tomar una cerveza no son necesidades básicas”, subraya, y pide compromiso individual en concreto para esa gente que no cumple la distancia de seguridad. “En los hospitales sabemos manejarnos con enfermedades infecciosas más allá de esta; en la calle no se están haciendo bien las cosas”, resume antes de regresar a uno de los pabellones.El colectivo de sanitarios está viviendo con “preocupación” esta situación. “Parece que habíamos espantado el fantasma”, asegura la enfermera Amaia Mayor, del sindicato Satse, “pero se ha comprobado que no cabe relajarse y que los profesionales deben estar equipados con las mejores medidas de seguridad en su trabajo”. “Estamos preparados para la identificación precoz de los contagios y para evitar la propagación [del virus]”, afirma la consejera vasca de Salud, Nekane Murga, quien destaca “la labor minuciosa” que están haciendo los profesionales de Osakidetza para lograr su principal objetivo ahora mismo: interrumpir la cadena de transmisión del coronavirus en el hospital.“Nadie puede adivinar futuros escenarios, pero debemos estar preparados para esto”, insiste la titular de Salud. El intensivista X. M. (que pide no publicar su nombre) opina que la aparición de este estallido contagioso en dos hospitales vascos “no debe empañar los excelentes resultados que está logrando la sanidad pública” durante este proceso epidémico. El País Vasco ha pasado de alcanzar un pico de 723 casos positivos el 25 de marzo a los 21 tomados mediante PCR el viernes. En esta comunidad autónoma se han realizado 233.215 PCR, además de 124.235 test rápidos serológicos, a un total de 206.721 personas (casi el 10% de la población vasca), de las que 13.562 han dado positivo.El hospital de Basurto también alberga contrastes. Una pareja sale de los pasillos de maternidad, una zona que estuvo cerrada durante 24 horas al confirmarse un contagio en una embarazada. Ingresó hace una semana, dio negativo ese día, pero en la prueba que le repitieron cinco días después se ha constatado que está infectada por el patógeno. El Gobierno vasco asegura que este caso no tiene ninguna relación con el resto de positivo ligados al brote hospitalario. Mamá y papá se van tras recibir el alta y empujan un carrito donde duerme la pequeña Ane, de dos días de vida y con una tupida mata de pelo, ajena a lo que pasa más allá de sus mantitas. Sus padres agradecen el trato y la dedicación recibidas por el equipo sanitario. Nunca han tenido miedo a contagiarse. Pero un temor más mundano acecha a la familia de esa bebé con un peluche del león que simboliza al Athletic Club de Bilbao.—¿Y si les sale de la Real Sociedad?—“Bueno, pues la damos en adopción y no pasa nada”, responden entre risas.Información sobre el coronavirus- Aquí puede seguir la última hora sobre la evolución de la pandemia- Así evoluciona la curva del coronavirus en España y en cada autonomía- Buscador: La desescalada por municipios- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus- Guía de actuación ante la enfermedad- Pinche aquí para suscribirse a la newsletter diaria sobre la pandemia


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