El único txuri urdin de Finlandia


“Por mucho que busco no encuentro a ningún aficionado de la Real en Finlandia, no tengo a nadie con el que compartir mi pasión más allá de mi padre”. Es la odisea de Sebastian
Vourenma, un finlandés de 18 años aficionado de la Real que vibra cada vez que juega su equipo. Los 3.800 kilómetros que separan Jyväskylä -en el corazón de Finlandia- con Donostia no son distancia para que sus ánimos lleguen hasta la mismísima grada Aitor
Zabaleta. Su amor por la Real ya viene de lejos.



No hay forma más exótica y singular para hacerte seguidor de un equipo de fútbol. El padre de Sebastian se trasladó a Irun para trabajar cuando él era pequeño: “En 2010 mi padre pasó una temporada allí y cuando fui a visitarle quisimos disfrutar de un partido de fútbol en el País Vasco, vimos ganar al Real Unión contra el Levante en el Stadium Gal cuando jugaban en Segunda”. No se acuerda de quién le abrió los ojos: “Nos gustó el ambiente y nos dijeron que había un equipo en una ciudad muy cercana que había subido a Primera recientemente”. La Concha cautiva a cualquiera: “Visitamos Donostia, Anoeta, la tienda oficial del club y desde entonces estoy enamorado de la Real”, cuenta orgulloso Sebastian.

En Jyväskylä, en cambio, es una ‘rara avis’: “Mis amigos me dicen que estoy loco porque soy aficionado de la Real. Ellos son de los grandes equipos europeos”, lamenta. Sebatian no sucumbe contra el fútbol moderno: “¿Para que voy a animar a clubs gigantes como el Real Madrid y el Barcelona si ganan siempre? No les hace falta tener más seguidores”. “Ser de los que ganan es muy fácil, uooo, ser de la Real nos parece mejor, lololo…” que cantaría la Zabaleta.

Aunque ha visitado Donostia muchas veces, todavía tiene una espinita clavada en lo más profundo de su corazón: “Los últimos dos años he estado trabajando en Irun, pero como siempre voy en verano todavía no conozco Anoeta, nunca he visto a la Real en directo. Cuando lo haga, cumpliré uno de mis sueños”, ruega. Los estudios también le han privado de sus mejores deseos: “He terminado los estudios superiores aquí en Finlandia y ahora tenía tiempo para ir a Donostia y ver algún partido de Liga, pero tengo tan mala suerte que ha aparecido el maldito coronavirus para fastidiármelo todo”, se queja.

Si todos los aficionados extranjeros de la Real fueran como Sebastian Sevilla se quedaría pequeña: “Cuando Oyarzabal metió el penalti, me puse a buscar vuelos para ir a la final”. Un temor no le deja dormir: “Espero que se pueda jugar la final de Copa porque sino me daría algo, nunca he abrazado tan fuerte a mi padre como con el gol de la Real contra el Mirandés”, bromea.

‘We The North’

El buen fútbol que ha practicado la Real durante esta temporada ha hecho que tenga más fieles en el norte de Europa: “Desde que Odegaard e Isak juegan en la Real, mucha gente de Noruega y Suecia sigue de cerca al equipo”, avisa. Los dos cracks nórdicos le encandilan, pero él es de Mikel
Oyarzabal: “El ‘10’ es el capitán y el que mejor representa los valores que trata de transmitir el club”, remarca.

El pasado miércoles tuvo la suerte de charlar cara a cara con otro jugador que le apasiona: “Estaba jugando a la Play cuando entré en Instagram, vi que Januzaj estaba haciendo videochat con seguidores al azar y tuve la suerte de que me eligiera a mí”. La conversación se alargó más de lo normal: “Hablamos de muchas cosas, le dije que yo también juego a fútbol y él me decía que está muy agobiado por la cuarentena, que necesitaba ya volver a Zubieta”. El belga también hizo de ‘coach’: “Me dijo que siguiese estudiando aunque tampoco dejara de lado el fútbol si tanto me gusta, pero que vaya con fuerza a por mis sueños. Si lo dice Janu, así lo haré”. Nos vemos en Sevilla, Sebastian.


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