El veterano senador Leahy, juez y parte en el ‘impeachment’ de Trump

El senador Patrick Leahy jura su cargo, el 4 de febrero.
El senador Patrick Leahy jura su cargo, el 4 de febrero.GREG NASH / AFP

Con uno tuvo suficiente. Hace un año, el honorable juez John Roberts pasó largas jornadas sentado en el Senado, lejos de su zona de confort, presidiendo el juicio por el primer impeachment a Donald Trump. Ahora no está interesado en repetir el papelón que le colocaría de nuevo en el centro de la pelea política, de la que la neutralidad de su puesto le aconseja huir. La Constitución establece que el presidente del Tribunal Supremo presidirá cualquier juicio por el impeachment de un presidente o vicepresidente. Pero nada dice acerca de que le corresponda también la labor cuando al que se juzga es a un expresidente. En ausencia de precedentes, nadie más autorizado que el propio Roberts, presidente del Supremo, juez y parte en este pequeño debate constitucional, para dictar jurisprudencia. Y ha venido a decir que pasa.

Así, el honor de presidir a partir de este martes el juicio por el segundo impeachment a Donald Trump ha recaído en el senador Patrick J. Leahy, de 80 años, demócrata de Vermont, en su calidad de presidente pro tempore del Senado, título que le cayó cuando este mes de enero los demócratas tomaron el control de la Cámara. La presidencia pro tempore del Senado, que supone convertirse en tercero en la línea de sucesión a la presidencia (después de la vicepresidenta y la líder de la mayoría en la Cámara baja), corresponde al legislador del partido mayoritario que más tiempo haya servido en la Cámara.

Leahy, de ascendencia italiana e irlandesa, jurista de formación y aficionado a los cómics de Batman, se sienta en el Senado nada menos que desde 1975. Fue elegido por primera vez cuando tenía 34 años. Es el último de los llamados “bebés del Watergate” del Senado, aquellos demócratas que obtuvieron su escaño por primera vez en las elecciones de 1974 tras la dimisión del presidente Richard Nixon. Es el único senador en activo que ya estaba en la Cámara durante la presidencia de Gerald Ford. Y esta no es la primera vez que Leahy ejerce de presidente pro tempore: lo fue también entre 2012 y 2015, cuando los demócratas controlaron también el Senado.

La presidencia de Roberts hace un año fue poco ruidosa. Al recaer la presidencia del juicio en un senador en activo y no en un juez, el escenario es diferente. No solo porque, como cualquier otro senador, podrá votar al final del juicio. También porque, como presidente del juicio, podría pronunciarse sobre la admisión o no de pruebas o sobre la constitucionalidad misma de juzgar a un exmandatario, línea de defensa que los abogados de Trump han sugerido que explorarán.

Que sea un senador demócrata quien presida el juicio pondrá a los republicanos en guardia ante cualquier conato de parcialidad por parte de Leahy. Tampoco había muchas alternativas, una vez que Roberts declinó la invitación. Otra opción habría sido Kamala Harris, a la que, como vicepresidenta, le corresponde presidir el Senado. Pero habría sido aún más delicado para ella sumergirse en el fango del juicio político. “Cuando presida el juicio de impeachment del expresidente Donald Trump”, aseguró Leahy en un comunicado, “no titubearé en mi obligación constitucional y mi juramento de administrar el juicio con imparcialidad”.


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