El Villarreal despide a Cazorla y Bruno Soriano como leyendas del club


Bruno Soriano y Santi Cazorla, en su despedida del Villarreal ante el Eibar.AFP7 vía Europa Press / Europa PressEl gran desconfinamiento del Villarreal tuvo como premio el regreso a Europa, con un quinto puesto sellado con una victoria por 4-0 ante el Eibar (dos goles de Gerard Moreno, uno de Anguissa y otro de Moi Gómez) en la última jornada de la Liga más extraña, con el estadio La Cerámica sin clientela y sus aficionados vertiendo lágrimas de nostalgia frente al plasma por el homenaje a dos ídolos que se van. Bruno Soriano no lucirá más su dorsal 21, al igual que Santi Cazorla no se enfundará la zamarra amarilla con el ocho en su espalda. Ambos fueron titulares contra los armeros. El de Artana lució por última vez el brazalete de capitán. Y, posiblemente, Javier Calleja tampoco continúe en el banquillo amarillo porque antes de la cuarentena los Roig pactaron un precontrato con Unai Emery.Llegó la hora de decir adiós a dos ilustres del Villarreal, una pareja emblemática. Una historia romántica de fidelidad (Bruno Soriano) y otra del retorno del hijo predilecto (Cazorla) a la que considera y es su casa. Bruno se despide del Villarreal y del fútbol junto a su admirado amigo Cazorla que se marcha a Qatar para ponerse a las órdenes de Xavi Hernández en el Al Sadd, dos futbolistas de la quinta del 84 que se reencontraron en La Cerámica para despedirse juntos. “Lo hace más especial el estar el último día con Bruno”, reconoció Cazorla.El Villarreal queda huérfano de dos referentes del vestuario, dos jugadores especiales sin los que no se entiende el crecimiento deportivo del club de Roig en los últimos 15 años. “El Villarreal es mi vida”, confesó Bruno, one man club, toda su carrera de amarillo, 14 temporadas en el primer equipo con 425 partidos disputados, 31 goles anotados y 25 asistencias repartidas. Su imagen, elevado a hombros por la afición y con el puño derecho levantado en junio del 2013 en el regreso a Primera, se convirtió en icónica para la entidad.“El Villarreal me lo ha dado todo” afirmó Cazorla. En sus dos etapas, el asturiano vistió nueve temporadas de amarillo en las que sumó 334 partidos, marcó 57 goles (11 esta temporada) y repartió 57 asistencias (nueve de ellas este curso), la última a Anguissa ante el Eibar. Cazorla y Bruno fueron sustituidos en los últimos minutos mientras sus compañeros les aplaudían, previo al manteo al final del partido.A Bruno y Cazorla les une la amistad y cierto fatal paralelismo en sus carreras con dos lesiones que les dejaron fuera de los terrenos de juego tres y dos años, respectivamente. Ambos se rebelaron contra un destino que les marcaba el camino de la rendición y el abandono prematuro del fútbol. La resiliencia fue su contestación contra el infortunio. Cazorla se convirtió en el referente de Bruno, “el mejor compañero futbolísticamente con el que he jugado”, aseguró.A Bruno, las secuelas físicas de su lesión y el largo periodo de inactividad no le permiten seguir al 100% el ritmo de competición y la exigencia que se requiere en la élite. Unas sensaciones compartidas por Cazorla -“termino muerto los partidos”, comentó-, a pesar de ser el mejor jugador del Villarreal en los dos últimos cursos. Ahora le espera la aventura tranquila de Qatar.

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