Elon Musk y las ‘metáforas gorila’

Elon Musk y las ‘metáforas gorila’

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El pasado 28 de mayo Elon Musk tuiteó una ilustración en la que aparecía un dibujo de sí mismo abriendo la puerta de una jaula al pájaro azul de Twitter para explicar su futura compra de la compañía. Cinco meses después, tuitearía una sola frase para cerrar la operación: “El pájaro ha sido liberado”. Cuando leí aquello me eché a temblar. No solo porque un individuo pueda controlar el espacio de comunicación política más importante del mundo sino también por el hecho de que ese hombre sea Elon Musk, un sujeto incapaz de construir (y manejar) una buena metáfora. En eso, en lo de no poder construir metáforas, Musk me recordó a la gorila Koko. Ya saben, aquella que llegó a comprender hasta 2000 palabras en inglés hablado. (Era una genia Koko). Sin embargo, igual que Musk, ella tampoco podía crear metáforas porque ella era, en realidad, un animal.

La razón por la que una gorila no puede crear metáforas se debe no solo a una cuestión de inteligencia práctica sino a esa chispa de complejidad y ambivalencia que los humanos podemos aportar a nuestro pensamiento. En este sentido, si un gorila llegara a componer una metáfora sobre la compra de Twitter, sería extremadamente simple. Una metáfora gorila sería decir, por ejemplo, que abrir la jaula al pajarito es liberar a la humanidad. Una imagen así sería una simplificación muy bestia (en su sentido animal) de la realidad dada la complejidad de intereses económicos y políticos que confluyen en esta red social. Aunque, en mi opinión, lo que realmente distinguiría una auténtica metáfora gorila no sería tanto su mediocridad como la capacidad de su creador para creer que la realidad es tan simple y reducida como su imagen mental. Es en este sentido en el que me permito afirmar que el pensamiento de Elon Musk es un pensamiento gorila pues él se ha creído exactamente eso. Que para hacer del mundo un lugar más libre lo único que hay que hacer es tener el dinero suficiente y repartir después la libertad al inmejorable criterio del antropoide que paga las facturas. De ser así, lo grave no sería que Elon Musk haya comprado la libertad de expresión de la humanidad. Lo realmente peligroso es que Musk no se ve a sí mismo como un tirano, un oportunista o un manipulador. Ni siquiera se imagina como un empresario eficaz o sin escrúpulos. Lo que Elon Musk piensa de sí mismo es que es un libertador. Él es el hombre que abre la puerta al pajarito. Y aquí es donde entramos en el terreno de la tragedia: porque Musk se cree la libertad cuando es, en realidad, la barbarie. Lo que decía: no sabe hacer metáforas.

Prueba de ello es la perla gorila que compartió horas antes de comprar Twitter. Esta vez un vídeo de sí mismo entrando en la sede con un lavabo en brazos. “Entering Twitter HQ – let that sink in!”, tuiteó. Que se puede traducir por: “Entrando en la sede de Twitter – ¡Asimílenlo!”, pero también algo como “Deja que se hunda” o, literalmente, “Deja que entre el lavabo”. Entonces me recordó aquella expresión que compara a un individuo peligroso con “un mono con dos pistolas”, aunque personalmente me hubiera dado menos miedo ver a la gorila Koko disfrazada de pistolera que a Elon Musk con su “lavabo lírico”. Seguro que Koko no hubiera despedido a todo el consejo de administración, empezando por Vijaya Gadde, la directiva que vetó a Donald Trump. Claro que Koko juega con ventaja: su especie aún conserva el instinto de supervivencia.

If I had a dollar for every time someone asked me if Trump is coming back on this platform, Twitter would be minting money!

— Elon Musk (@elonmusk) October 31, 2022




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