Por su parte, el historiador Lorenzo Meyer afirmó que la promesa del secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, de que la Guardia Nacional marcará el fin de la violencia en el país, “es muy peligrosa”.
El analista político Sergio Aguayo afirmó que la política de seguridad en México “está coja”, ya que por un lado se plantea que la Guardia Nacional ayude a combatir el crimen organizado, pero por otro, se menosprecia y ataca a las organizaciones e instituciones de derechos humanos.
En Mesa Política de Aristegui En Vivo, Meyer comentó que si bien este lunes se cumple un año que Andrés Manuel López Obrador ganó la Presidencia, en los primeros seis meses, su gobierno convivió con el del expresidente Enrique Peña Nieto, como sucedió en la tercera transformación, con Francisco León de la Barra y Francisco I. Madero.
Foto: Cuartoscuro
“Aunque Peña Nieto opuso menos resistencias; se rindió. Se dice, sin probarlo, que hay un pacto de impunidad y que entonces Peña Nieto simplemente se quedó en el puesto formal mientras Andrés Manuel no tomaba decisiones ejecutivas, pero sí estaba anunciado lo que iba a hacer”, abundó.
Meyer indicó que hay algunos puntos básicos para el cambio de régimen que plantea López Obrador: ponerle freno a una corrupción, “que alcanzó niveles de escándalo internacional, no solamente nacional”; reestructurar las cargas sociales, las ventajas y desventajas que trae la economía, y lograr mayor seguridad.
El domingo el secretario de Seguridad , Alfonso Durazo, aseguró que la Guardia Nacional marcará “el inicio del fin de la violencia en nuestro país”.
Para el historiador, la promesa de Durazo “es muy peligrosa”, porque es muy radical y se puede revertir ante la realidad.
Por su parte, Aguayo observó que la seguridad ha sido un tema central para López Obrador, por lo que “estamos viendo la gestación y maduración de un proyecto”.
Sin embargo, comentó que llama la atención el menosprecio y el ataque que viven las instituciones y organizaciones de derechos humanos por parte del Gobierno Federal.
“El ataque contra los organismos de la sociedad civil me parece que fue injusto y desproporcionado“, señaló.
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El politólogo añadió que le desconcierta que las autoridades quieran acabar con los cárteles cuando no les cortan el suministro de armas y tampoco se apalancan en el tejido social e institucional.
“Para mí es una política coja, fuerte un lado y endeble en otro”, apuntó.
Meyer agregó que pocos políticos conocen a México desde abajo como Andrés Manuel López Obrador, ya que en su juventud vivió cinco años con los chontales en Tabasco.
Añadió que el tabasqueño llegó al poder de manera diferente a la de otros políticos, con una competencia real entre partidos, con proyectos y personalidades contrastantes, y una sociedad que tiene más información que nunca, porque los medios formales son más libres.
No obstante, consideró que la lucha que viene para el mandatario será igual de dura a la que enfrentó para llegar al poder.
Aguayo afirmó que en las últimas cinco décadas, lo que hemos visto es la interacción de tres grandes vertientes, que han actuado simultáneamente: el debilitamiento del régimen, muy gradual y muy lento; el cambio de contexto internacional, porque ha habido un alejamiento del apoyo de Estados Unidos a los gobiernos priistas, y la aparición de nuevas fuerzas sociales.
En este sentido consideró que todavía es muy pronto para decir que López Obrador es el padre de la Cuarta Transformación.
“Me parece prematuro todavía poner medallas por una batalla que se está librando, pero sí para entender la lucha de fuerzas sociales, políticas, económicas e internacionales, en la cual Andrés Manuel es un actor importante pero no el único ni todavía el determinante”, abundó.