Entramos en su casa, reformada y decorada por ella misma

Hay un pequeño marco que encuadra todo lo que ha dado significado a su presente, una actualidad de fama y cariño en la que se sumergió hace ahora diez años, cuando se alzó con la victoria en la primera edición de concurso musical de televisión ‘Operación Triunfo’. Ese recuerdo es la carta que recibió Rosa López para comunicarle que había sido aceptada para participar en dicho ‘talent show’, algo que le cambió por completo la vida, dedicando desde entonces sus pasos profesionales al mundo de la canción.

Rosa López
Rosa López está en su mejor momento / Gtres

Se transformó en ‘Rosa de España’, una carismática jovencita de increíble voz que era el ejemplo de millones de espectadores que al igual que ella deseaban convertir sus sueños en realidad. Pero Rosa lo consiguió, logró superar a David Bisbal, Chenoa, David Bustamante y al resto de concursantes y, teniendo en el coro a los tres mencionados, fue la candidata elegida para ir a Eurovisión con ‘Europe’s Living a Celebration’. Aunque no ganó, esa inocente cantante llena de ilusiones se metió al público en el bolsillo y comenzó a labrarse una carera que ella ha querido forjar a su manera.

Acaba de cumplir 40 años el pasado 14 de enero, una edad en la que ha encontrado el amor y la estabilidad junto a Iñaki García, al que ha presentado públicamente como el hombre de su vida, tal es la seguridad que tiene en esta relación sentimental que no le importa gritarlo a los cuatro vientos. Como tampoco tiene problema en mostrar su casa, un hogar que ha decorado poniendo todo su mimo y sus gustos en cada rincón, sin olvidar colocar en una situación privilegiada esa carta que fue la puerta abierta hacia el estrellato.

Es en sus redes sociales, a las que es muy aficionada, donde Rosa López refleja su día a día, sus proyectos o sus aficiones y ahora, con el deseo de que sus casi 300 mil seguidores sean los primeros en enterarse, ha contado una meta en la que se ha embarcado ella misma: crear un estudio de música, y así se la ve, rodilla en suelo, colocando la moqueta de esa nueva estancia en la que seguro pasará la mayor parte de las horas musicales de sus jornadas.
También su salón, donde dos grandes letras, la O y la T, recuerdan el concurso que dio un vuelco a su existencia, es una de las habitaciones que más fotografía, pues en ella comparte risas y caricias con su mascota, un pequeño y simpático Yorkshire al que llama Lola, que le regalaron en ‘El Rastrillo’ y que quiere con locura.

En esa decoración de su casa que la granadina ha cuidado al más mínimo detalle prima la sencillez, una cualidad que además es un rasgo de su carácter, porque si hay algo que Rosa tiene, aparte de una explosión de voz, es la naturalidad, en sus palabras, en el trato y, como se ve, en todo lo que la rodea. Le encanta la lectura y tiene bastantes libros en las estanterías, pero también le gusta un buen vino para relajarse viendo la tele, charlar con los amigos o compartir confidencias con su pareja acurrucándose entre cojines en el sofá.

En su cocina le gusta tener los utensilios a mano, bien colgados en la pared o cerquita, para que no cueste mucho encontrarlos. Le encanta preparar algunos platos, sobre todo los propios de su tierra, pero eso se le da mejor a su madre, tal y como cuenta sintiendo nostalgia de su familia, porque Rosa es muy familiar y echa mucho de menos a los suyos.




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