Entrevista a Iñaki Gabilondo: “Ésta es la Real que queremos”

Iñaki Gabilondo (Donostia, 1942) ha sido la voz de la historia más reciente y el día 3 quiere rompérsela celebrando el título de Copa de su Real. Es un hincha en la distancia y quizá no haya nadie que sepa poner tan bien palabras a las emociones.

¿Qué feeling tiene ante la madre de todas las batallas?

Tengo ilusión, como todos. Me da pena que pasara la oportunidad de jugar la final en su momento porque queríamos jugarla con público y al final lo vamos a jugar sin él un año después. Pero esto sólo carga las cosas de emoción. Yo lo que veo es que en este partido va a tener una gran importancia los elementos de corte psicológico, casi sociológico.

Explíquese…

En los grandes acontecimientos, en los días decisivos, el Athletic afila las garras y le sale una raza imponente y a nosotros nos acoquina. Sucedió el año pasado en la semifinal contra el Mirandés. Hubo una expectación tremenda, con aquella gente que rodeaba al autobús cuando llegaba al campo y el propio Imanol dijo que se habían quedado atenazados por la responsabilidad. Es lo que ahora estarán corrigiendo con esa experiencia. Ése es el elemento que considero más importante. Al Athletic le veo sacando lo mejor de sí mismo, incluso un poco más, como le ocurre siempre en los grandes eventos y el temor que tengo es que a la Real le ocurra la contrario, que saque menos, que le paralice la sensación de estar apoyado de una forma tan absoluta. Lo estarán trabajando mucho.

¿Ofrece la Real argumentos para ir tranquilos a la final?

Para ir tranquilos, no, pero la Real tiene motivos y argumentos para poder confiar en nuestras posibilidades. Pero en el fútbol entran en juego un montón de elementos, de corte técnico, táctico y psicológico. Y a los vizcaínos les salen las burbujas los días grandes y a los guipuzcoanos nos entra la sosez. Creo que tenemos argumentos técnicos de sobra, físicos también, creamos oportunidades sin parar, la defensa se está comportando bastante bien. Tenemos muchos motivos y esperanzas y posibilidades de ganar, pero le tengo mucho miedo a ese otro factor. Tiene mal currículum la Real en ese sentido y el Athletic, no.

¿Tiene la sensación de que estamos ante un momento histórico?

La historia vuelve a depararnos otra oportunidad y a mí me daría mucha rabia que perdiéramos por aplatanarnos. Si tenemos que perder, que no quiero que pase de ninguna manera, que sea porque han jugado mejor. Que no sea porque nos ha entrado la pájara. Pájaras, no. Además, tenemos suficientes jugadores de la casa como para que podamos apelar a ese orgullo. Los jugadores deben saber que la afición no está en modo alguno acomplejada, no está paralizada o asustada por la responsabilidad. ¿Va a estar Aritz Elustondo?

Quieren que llegue para ese día.

Ése sí que es una especie de bandera de garra que nos va a hacer falta tener y nos va a hacer falta transmitir, contagiar. Yo a Aritz le veo capaz no sólo de tener garra, que la tiene, sino de transmitir garra a los demás.

¿Qué pronóstico hace?

Creo que vamos a ganar 3-1.

¿Se arriesga con los goleadores?

Que meta uno Oyarzabal, otro Isak y otro Merino.

Los títulos marcaron hitos en las vidas de los ‘realzales’ de más de 40 años, ¿cómo explicamos lo que supone a los que no lo vivieron?

Como nos cuesta a nosotros, a los que somos ya muy viejos, algo mucho más ancho y largo aún. Que esa Real campeona de los ochenta fue para nosotros una anomalía en nuestra historia. Éramos seguidores de un muy modesto equipo, muy luchador, muy guerrero, muy peleón, pero nunca se nos había pasado por la cabeza ganar un campeonato. Gente como tú nació en esa euforia y esa gloria y hay otros que ni se imaginan esas glorias. Y hemos de contarle la historia entera.

¿Se atreve?

Érase una vez un pueblo que tenía una emoción deportiva asociada de manera profunda a su equipo, que era el equipo de casa. Esa afición y ese equipo mantenían una relación profundamente extraordinaria, que vivían la ciudad, Donostia, y la provincia, Gipuzkoa. Pasaron muchos años de penuria, otros de modestia y de pronto vivimos una etapa de formidable gloria. Luego, pasaron altibajos. Lo más amargo que hemos pasado es la época en la que perdimos la personalidad, en la que no sabíamos qué éramos. Empezamos a fichar gente a lo loco. Recordemos a los más jóvenes las glorias, los pasados tiempos de humildad, pero sobre todo que hemos sido grandes cuando hemos tenido una personalidad, cuando nos hemos apoyado básicamente en ella. No la perdimos porque viniera Aldridge. No la perdimos porque viniera Atkinson. Siempre tuvimos una base fuerte de cantera. Los años en los que perdimos nuestra personalidad fueron los más amargos para mí como seguidor.

¿Y ahora?

Ahora hemos vuelto a ser el equipo que siempre hemos sido, con nuestras virtudes y nuestros defectos, un equipo humilde, serio, trabajador, pero que además juega muy bien al fútbol. Tenemos muchos motivos para decir: ‘Vamos a la final con los valores que siempre han sido nuestros, apoyados en nuestra formalidad, en nuestra seriedad, deportividad, con gente de casa y jugadores importantes de fuera… Ésa es la Real. Y la que queremos que sea. Si gana, mejor. Si pierde, mala suerte. La palabra derrota debe quedar totalmente proscrita el 3 de abril. Ese día no se puede perder, ese día vamos a ganar 3-1.

¿Cómo ve la figura de Imanol?

Él también fue futbolista, es de aquí, ama a la Real como nosotros, él va a seguir como responsable y al mismo tiempo como seguidor de la Real de tal forma que se concentran en él todas las cosas que tenemos. A mí me gusta mucho que nuestro entrenador sea así. Es como si el entrenador fuésemos nosotros, como si la afición estuviese representada en el vestuario por un señor que es nosotros, encargado por nosotros para tomar las decisiones. Él va a temblar con nosotros, va a llorar con nosotros, va a ponerse contento con nosotros y va a vivir sus emociones profesionales y las emociones de un seguidor. Eso nos mantiene identificados con él.


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