ERC y Junts negocian compartir las consejerías para minimizar las peleas de la pasada legislatura

Laura Borràs (Junts), Dolors Sabater (CUP) y Marta Vilalta (ERC), durante una conferencia de Pere Aragonès, el pasado jueves en Barcelona.
Laura Borràs (Junts), Dolors Sabater (CUP) y Marta Vilalta (ERC), durante una conferencia de Pere Aragonès, el pasado jueves en Barcelona.Albert Garcia / EL PAÍS

Una de las prioridades de Esquerra Republicana y Junts para repetir coalición en la Generalitat es poner fin a la jaula de grillos en la que en varias ocasiones se convirtió el Ejecutivo catalán durante la pasada legislatura. Los republicanos proponen poner fin al diseño de departamentos monocolor y que las cúpulas de las consejerías tengan representantes de ambos partidos. Esto, defienden, permitiría ganar cohesión. Varias voces de Junts dentro de la Administración ven con buenos ojos la idea que, sin embargo, depende del diseño final del organigrama, que a cinco días de la constitución del Parlament aún está lejos de cerrarse.

Si bien el foco del enfrentamiento entre socios estuvo en el Parlament y por cuestiones relacionadas con el procés, el Gobierno catalán no estuvo exento de choques, por ejemplo durante la gestión del coronavirus. En campaña, ambas formaciones insistieron en la necesidad de “mejorar la coordinación” si había que repetir gobierno, pero no concretaron nada. Fuentes del actual Ejecutivo explican que, ahora, un equipo de expertos “estudia combinaciones de direcciones generales” en los departamentos para “optimizar el funcionamiento”.

La de consejerías con cúpulas mixtas es una fórmula que ya se usó en la segunda etapa del tripartito (PSC, ERC e Iniciativa) que gobernó Cataluña entre 2003 y 2010. De hecho, el cambio buscó poner fin a los choques entre socios que caracterizó el mandato de Pasqual Maragall. Los Ejecutivos de CiU también hicieron lo mismo, aunque en este caso las diferencias ideológicas no eran tan grandes y Unió siempre asumió su condición de hermano pequeño, con un Jordi Pujol al que nadie tosía.

ERC recuperó esa fórmula en campaña, pero su puesta de largo fue el pasado jueves, en la conferencia en la que su líder, Pere Aragonès, desgranó su visión del Ejecutivo que aspira a presidir. Quiere cambiar el modelo para que “no se reproduzcan esquemas del pasado” que aseguran que ya sabe “qué problemas comportan”.

El partido de Laura Borràs no se quiso mojar al principio, pero el debate ya está abierto. Varios dirigentes de la formación y exconvergentes con experiencia en la Administración creen que es una buena manera de reducir los roces del pasado. “Y se refuerza el sentido de la coalición”, apunta un alto cargo de una de las consejerías que ahora ostenta Junts.

La propuesta de ERC, sin embargo, tiene matices. Esas voces de Junts no comparten que sea un “Govern a la valenciana”, donde el consejero sea de un partido y su número dos, de otro. La fórmula de Ximo Puig y Compromís, aseguran, es demasiado rígida y no se busca disolver el color de las carteras. El equilibrio llegaría en el nivel siguiente, de directores generales y secretarios.

Ambos socios insisten en que este debate es un estadio previo a la definición final de la estructura y los consejeros. Aunque las negociaciones han acelerado, es muy posible que se cierre un acuerdo para la Mesa del Parlament (se constituye el viernes) sin tenerlo todo claro sobre el Govern (el plazo para comenzar el debate de investidura es el 26 de marzo).

328 cargos

Más allá de nombres, la arquitectura es fundamental. El Ejecutivo ahora en funciones tiene 13 departamentos y Junts y ERC quieren carteras propias para Igualdad y Feminismos, y Acción Climática. Los republicanos son cautos a la hora de explicar cómo piensan cuadrar el organigrama sin que crezca el Govern, que ya cuenta con 328 cargos de libre disposición si se cuentan a los asesores eventuales y la alta gerencia (la suma de sus salarios asciende a 18 millones de euros anuales).

En el pasado, las labores ahora agrupadas en el Departamento de Presidencia habían dependido de la secretaría general del Govern. La vicepresidencia no tiene cartera y se puede ubicar en función de los equilibrios internos o del interés por realzar algún tema. Ese es el dibujo en el que ahora se tendrán que poner los partidos. Para tener la foto final también será necesario que los anticapitalistas aclaren si dan el paso a gobernar, algo por ahora improbable. También será determinante si Borràs decide estar en el Govern o si opta a liderar el Parlament. A la pelea por la cartera de Salud (ahora de ERC y ambicionada por Junts) se suma la disputa por Economía. Un cambio de cromos posible es que Territorio siga en manos de Junts.


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