El parón por el virus, el calor del verano, sin una pretemporada en condiciones, la opción de los cinco cambios, el miedo a las lesiones… Todo parecía indicar que las rotaciones iban a ser habituales en estos once partidos que restaban para terminar la Liga tras su pertinente reanudación, pero la gestión de Gaizka Garitano de la plantilla está resultando de lo más curiosa.
Cuatro de los cambios frente al Betis fueron realizados por el técnico rojiblanco para perder tiempo. Solo Vesga dio un descanso real a Muniain, que lo pedía a gritos. Estará contento con la respuesta de sus ocho elegidos, los que casi lo han jugado todo (Unai Simón, Capa, Iñigo Martínez, Dani García, Yuri, Raúl Muniain y Williams), o bien apenas confía en sus suplentes, o ambas cosas a la vez.
Lo cierto es que a pesar del ambiente de descreimiento que se percibe en las calles de Bilbao, donde volver a Europa suena a utopía prerrevolucionaria, los números avalan la apuesta del entrenador del conjunto bilbaíno. De hecho, si tenemos en cuenta las dos victorias previas al parón competitivo (Villarreal y Valladolid); el Athletic lleva cinco partidos imbatido, con tres victorias, cuatro goles en contra y nueve a favor.
Casi deberíamos estar refocilándonos en medio de una trayectoria imparable, pero algo nos dice que esto se va a acabar, que no es real. Como el alumno que sabe que ha copiado en un examen y que la nota que le ha puesto el profesor no es la merecida. Nos huele a chamusquina.
El equipo acabó fundido ante los sevillanos y el calendario no da respiros. Esta misma semana esperan otros dos encuentros. Hoy, frente al Barça, en el Camp Nou. El sábado frente al Mallorca en San Mamés. Uno lucha por ganar la Liga, el otro por no bajar. Complicado.
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