Las ofertas de empleo saltan a la vista en Washington como en cualquier gran ciudad de Estados Unidos. Uno va a comprar ropa y en la tienda hay un cartel ofreciendo trabajo. Igual en el restaurante. Antes de empezar la película, junto a los anuncios de próximos estrenos, otro animando a pedir un puesto en el cine. Y en el banco, un cartel ofrece como reclamo una prima de fichaje de hasta 1.500 dólares para quienes se animen a trabajar en la entidad. La economía ha creado empleo a toda máquina tras la pandemia y la tasa de paro es del 3,6%. En algunos Estados, nunca ha sido tan baja. El país está prácticamente en pleno empleo.
Las cifras del mes de mayo publicadas este viernes por el Departamento de Trabajo confirman esa tasa de paro del 3,6%, la misma que en abril y muy cerca del mínimo en décadas, el 3,5% que se marcó justo antes de la pandemia. Durante el mes se han creado 390.000 empleos, bastante más de lo previsto, y eso pese al endurecimiento de la política monetaria y las subidas de tipos de interés.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha convocado este viernes para hacer una declaración pública sobre la evolución del empleo. Biden intenta trasladar el mensaje de que la economía va bien a pesar de la inflación, que se ha convertido en la mayor preocupación de los ciudadanos y ha erosionado su popularidad. Biden ha puesto en marcha una estrategia de comunicación dirigida a subrayar las buenas noticias económicas, como la creación de empleo. También ha querido mostrar que la lucha contra la inflación es su prioridad económica, aunque cediendo el protagonismo (¿y la culpa?) a la Reserva Federal.
Esa escenificación responde al miedo de que el malestar por la inflación pase factura a los demócratas en las elecciones legislativas del próximo 8 de noviembre. En esos comicios de mitad de mandato se renuevan los 435 escaños de la Cámara de Representantes y algo más de un tercio de los 100 del Senado. La mayoría que salga de las urnas puede bloquear su agenda legislativa de los próximos dos años.
Un cartel de una oficina bancaria de Washington ofrece una prima de hasta 1.500 dólares por empezar a trabajar en la entidad.
Tras la fuerte destrucción de empleo por el confinamiento, la política económica y monetaria estuvo dirigida a recuperar la actividad. La Reserva Federal inundó de liquidez los mercados con compra de activos financieros y bajos tipos de interés. La Administración repartió cheques a diestro y siniestro. Lo más parecido a la metáfora de tirar dinero desde un helicóptero, la feliz metáfora de Milton Friedman popularizada por Ben Bernanke. Eso permitió sostener la actividad y apuntalar la recuperación, pero cuando la demanda ha ido cogiendo fuerza, algunos problemas en la oferta (atascos en la cadena de suministros, confinamientos en China, guerra de Ucrania y consiguiente subida de precios de la energía y los alimentos…) han traducido ese exceso de liquidez en inflación. Los precios suben al mayor ritmo en 40 años, a una tasa superior al 8%.
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La Reserva Federal de Estados Unidos tiene un doble mandato del Congreso: lograr el pleno empleo y la estabilidad de precios. Mientras que en la primera asignatura tiene matrícula de honor, en la segunda suspende. Sus defensores argumentan que la Fed ha evitado una larga recesión, que en pleno despegue no era el momento de apagar los motores del avión y que buena parte de las subidas de precios son exógenas y no se habrían evitado con una política monetaria más dura. Sus críticos señalan que el banco central no calculó bien el riesgo de inflación ni retiró a tiempo los estímulos monetarios.
Ahora, con el paro en mínimos y la inflación en máximos, la Fed está endureciendo las condiciones monetarias a buen ritmo, tanto subiendo los tipos de interés como reduciendo su balance. Y, además, con sus mensajes. De hecho, los tipos de interés de los mercados, y con ellos los de las hipotecas, han subido más y más rápido que los tipos oficiales. La Fed, que aplicó en mayo una subida de tipos de medio punto, la mayor en 22 años, prevé realizar al menos otras dos de igual cuantía en junio y julio y algunos de sus miembros ya avisan de que pueden hacer falta más.
La gran cuestión es si la Fed será capaz de contener la inflación sin provocar por ello una recesión. El camino hacia ese objetivo es estrecho.
[Noticia de última hora. Habrá actualización en breve]
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