“Este curso, el tema cero debería ser conectar con los niños antes de trabajar cualquier otro contenido”


La vuelta al cole ya es una realidad en muchas comunidades autónomas, tras seis meses de parón ocasionado por la pandemia de coronavirus que azota desde marzo a España y al resto del mundo. Las cosas esenciales que deben llevar los niños al colegio han cambiado, y además el objetivo prioritario es que los menores vayan protegidos a la escuela. Ahora son cosas imprescindibles la mascarilla y su funda, en los mayores de seis años, el gel hidroalcohólico, los pañuelos de papel, el almuerzo en un tupper y una botella agua, que debe ser personal de cada menor. Lo que no ha cambiado es dónde llevar todas estas cosas: la mochila. ¿Es recomendable su uso?

“Para contestar a esta pregunta hay que tener en cuenta cuales son las alternativas y de qué manera se utiliza la mochila. Respecto a su conveniencia, comparado con carteras, bolsos de hombro, etc. la respuesta es sí. Esta es el mejor elemento para cargar todos los libros y objetos cotidianos, ya que el peso de la mochila se distribuye uniformemente por todo el cuerpo y es soportado por los músculos de la espalda y los abdominales”, explica F. Javier Pariente Cazorla, jefe de Traumatología de la Clínica Larios en Málaga.

“En mi opinión, no es bueno llevar mochila”, discrepa Patricio Fernández Hidalgo, CEO de Fisioforhealth y fisioterapeuta a domicilio. “Tenemos que comprender que un niño o adolescente, está en crecimiento, Y ellos no tienen su anatomía completamente formada como un adulto”, agrega. El experto mantiene que si se atiende a lo que llamamos estrictamente manipulación manual de cargas, “el INSST (Instituto Nacional de Salud e Higiene en el Trabajo) considera que cualquier carga que pese tres o más kilogramos puede generar una lesión dorsolumbar, manejada en condiciones no ideales (rd 487/97)”. “Si extrapolamos esto a edades tempranas podemos deducir que un niño, con su cuerpo todavía formándose, podría tener muchas posibilidades de lesionar su espalda en el manejo de mochilas, aunque incluso puedan suponer pesos algo menores”, añade.

“Visto el peso que puede hacer lesionarse a un adulto, podemos comprender que el peso que puede manejar un niño/a, debe ser mucho más bajo”, prosigue. En este punto, según explica, no podríamos hablar de pesos ideales, pero sí podríamos pensar que no se deberían superar los dos kilogramos. “Y, obviamente, deberíamos formar a los niños en la adecuada manipulación manual de cargas para evitar lesiones”, añade Fernández Hidalgo. “Con este fin, es muy importante escoger la mochila correcta para tu hijo. No es lo mismo un niño de 16 kilos, de cuatro años, que un adolescente de 60 o 70. El problema lo encontramos con la capacidad de las diferentes mochilas, ya que algunas veces los niños tienen que transportar, o transportan por falta de organización, demasiadas cosas”, añade Jorge Muñoz, CEO de Viva el Cole. Para el experto, el momento más difícil para elegir una, y que más dudas genera a los padres, es el paso a Primaria, a los seis años, ya que la mochila en la que cabe el material que tiene que llevar el niño al colegio es demasiado grande para su espalda. “Sin duda, para esa edad lo mejor es una mochila con carro”.

¿Cómo debe ser la mochila? ¿Con o sin ruedas?

“La mochila con ruedas presenta cierta controversia, se recomienda que sean empujadas hacia adelante o que disponga de un asa lo suficientemente extensible como para que el alumno pueda arrastrarla sin forzar el hombro hacia atrás y sin tener el codo totalmente estirado”, retoma Pariente Cazorla. Además, según explica, es fundamental que tenga un buen rodamiento y que el niño abrace el carro por delante o se lo cuelgue en los hombros cuando tenga que subir o bajar unas escaleras, de este modo se evita tirar del carro provocando una extensión del hombro comprometiendo la articulación”. Y apunta que en el caso de un mal uso aumenta el riesgo de padecer lesiones, como síndrome subacromial, tendinitis o subluxaciones del húmero. “Si se decide arrastrar el carrito, se recomienda ir cambiando la mano que lo lleva. Cuando se realicen largos desplazamientos es preferible hacer uso de mochilas con ruedas o trolley, ya que el peso de la carga recae sobre el suelo. Otro punto a tener en cuenta es que hay escuelas que no permiten las mochilas con ruedas porque las personas pueden tropezarse con ellas en los pasillos”, sostiene el traumatólogo.

Para Fernández Hidalgo, por el contrario, “siempre que sea un sistema homologado con ruedas, sería una opción mucho mejor que llevar la mochila cargada en la espalda”. Pero está de acuerdo con el traumatólogo sobre que es fundamental “enseñar a nuestros niños/as, a usar adecuadamente las trolley o mochilas con carrito, para que las lleven a una altura correcta y no tengan que ir en posiciones no ergonómicas, generando así descompensaciones en su espalda”.

Lesiones más frecuentes por un mal uso de las mochilas tradicionales

Pariente Cazorla describe cuatro fundamentales:

  1. Contracturas o dolor de espalda por un uso incorrecto de la mochila o por una carga excesiva. Tengamos en cuenta que, a mayor peso más se tiende a inclinar el tronco hacia delante provocando una sobrecarga de los discos situados entre las vértebras. Esto provoca dolor y contracturas a nivel cervical y dorsal. A largo plazo para los niños puede provocar desde una escoliosis infantil, hasta una cifosis o una artrosis precoz. En algunos casos, puede impedir el correcto crecimiento de los huesos de los niños según algunos estudios.
  2. Si solo se usa un asa se corre el riesgo de generar dolor de hombro, cuello y espalda
  3. Las correas ajustadas y estrechas se pueden hundir en los hombros y comprimir los nervios e interferir en la circulación. De este modo se podría sentir hormigueos, adormecimiento y debilidad en los brazos y las manos.
  4. A largo plazo para los niños puede provocar desde una escoliosis infantil, hasta una cifosis o una artrosis precoz. En algunos casos puede impedir el correcto crecimiento de los huesos de los niños

¿Cómo podemos prevenir las posibles lesiones?

“El primer abordaje a realizar es entender que queremos prevenir estas lesiones y que, por tanto, no se deberían llevar estos pesos por parte de los niños”, argumenta Fernández Hidalgo. “Pero si esto no es posible, y para prevenir”, prosigue, “se recomendaría como algo preventivo la práctica de deporte en el niño y el adolescente. Desde actividades aeróbicas como la natación, y otros deportes supervisados por profesionales de la actividad física y el deporte, que favorezcan el fortalecimiento de la espalda, hasta ejercicio terapéutico supervisado por un profesional de la fisioterapia, que teniendo en cuenta la edad del niño/a sepa adecuar la carga de trabajo a cada niño/a en cuestión, dependiendo de las características de cada uno”. Según el experto, a partir de aquí, se tratarán en manos de un profesional colegiado fisioterapeuta, después de una valoración inicial y viendo cual sería el mejor abordaje para cada lesión en concreto.

Por último, Pariente Cazorla sostiene que es fundamental que los centros escolares faciliten el uso de taquillas o cajoneras, “de modo que el niño no deba cargar con todo el material todos los días. A su vez hay que enseñar a los niños a planificar qué van a necesitar cada día y así evitar el transporte del mismo que fuera innecesario”.

RECOMENDACIONES

  • El peso de ésta no debería superar el 15% del peso corporal del menor. Es decir, si un niño pesa 30 kilogramos, el peso de la mochila no debería sobrepasar los 4,5. En caso de tener que soportar el peso durante distancias largas se recomienda no llegar al 10% del peso corporal.
  • Los objetos más pesados deben situarse próximos al cuerpo. Cuanto más se aleja la carga del cuerpo, mayor esfuerzo y riesgo para la espalda.
  • La mochila debe ir colgada de ambos hombros para un correcto reparto del peso sobre el cuerpo. Cuando se cuelga de un solo hombro el peso recae sobre un solo lado y la columna vertebral sufre tensiones que pueden provocar desviaciones de columna.
  • Ajustar las correas para que la mochila se localice pegada al cuerpo y sin balanceos.
  • Evitar que la mochila caiga por debajo de la cintura.
  • Evitar ir encorvado para mantener la curvatura natural de la espalda
  • La mochila debe tener dos tirantes anchos que deben estar acolchados y que irán apoyados sobre los dos hombros.

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