-
Al final, algún perro llorará por ti
El joven editor que acompañaba a Miguel en Buenos Aires a tomar el té con el escritor Bioy Casares, camino de su casa en la Recoleta, le dijo: “Por Dios, no se te ocurra hablarle de literatura ni de política, háblale de perros, de automóviles, de partidos de tenis, de aventuras, de viajes”. Durante la…