Radio France Internationale.- Se vence este jueves la llamada Licencia 44 con la que Washington había aliviado las sanciones al petróleo y al gas venezolanos. La Oficina de Control de Activos Extranjeros (‘Office Foreign Asset Control’ -OFAC) confirmó que no la renovará, reintroduciendo restricciones contra Caracas.
“Se sabe que siguen conversando”
La administración Biden explicó que se debe a los incumplimientos del Gobierno de Nicolás Maduro respecto al Acuerdo de Barbados sobre garantías electorales y derechos políticos, en especial con la inhabilitación de los principales candidatos de la oposición.
“Va a tener un impacto en los ingresos, y también va a tener un impacto a mediano largo plazo, porque obviamente en estas circunstancias es muy difícil atraer las inversiones que necesita Venezuela para recuperar su industria petrolera”, explica Phil Gunson, del Crisis Group en Venezuela, y agrega.
El Gobierno de Estados Unidos está muy decepcionado con la falta de cumplimiento por parte del Gobierno de Maduro con los términos del Acuerdo de Barbados de octubre del año pasado, que supuestamente iba a garantizar por lo menos condiciones mínimas para una elección competitiva en julio de este año.
“Pero las negociaciones continúan”, subraya el analista: “En estos días ha habido un encuentro directo entre oficiales funcionarios del Gobierno de Estados Unidos y de Venezuela. No produjo ningún resultado positivo hasta ahora, pero por lo menos se sabe que siguen conversando”.
En efecto, con esta medida, Washington no cierra la puerta al diálogo. El fin de la Licencia 44 no va a sacar de Venezuela a las petroleras europeas y estadounidenses, y mucho menos a Chevron, que opera de nuevo desde 2022 en el país. Las licencias privadas se evaluarán caso por caso.
Efectos indeseados
Para Estados Unidos, restablecer plenamente las sanciones hubiera tenido un efecto indeseado a siete meses de las elecciones. Entre otras cosas, analistas liberales dicen que la decisión perjudica la economía venezolana y podría terminar impulsando aún más la migración de venezolanos.
“Hay preocupación por parte de la administración Biden por los efectos colaterales de renovación de las sanciones o el fin del alivio de esas sanciones, sobre todo en materia de migración. Porque en la medida en que la economía venezolana siga en problemas, y aquí a pesar de que hay cierto crecimiento en este momento la crisis humanitaria es muy grave, eso evidentemente empuja la migración, parte de la cual termina llegando a las fronteras de Estados Unidos y causando problemas políticos para el Gobierno”, señala Phil Gunson.
“Y por otra parte, quizás en menor medida, pero también está el tema energético. En las condiciones actuales se supone que por lo menos seguirá habiendo una presencia de empresas occidentales, tanto de Estados Unidos como europeas, en la industria petrolera venezolana. Y eso es importante también en términos geopolíticos, para no empujar más a Venezuela hacia los brazos de los adversarios geopolíticos de Estados Unidos, como los rusos, los chinos, etc.”, recalca el analista.
Las sanciones vienen en un momento en el que Venezuela produce la mayor cantidad de petróleo desde el 2020, y después de que en febrero Washington dejara expirar la licencia para la venta y exportación del oro venezolano.
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