Famoso busca paparazi para hacerse viral

El pasado fin de semana unas imágenes de Claire Elise Boucher, la artista conocida popularmente como Grimes, se hicieron virales. Las fotos, cazadas por una agencia de paparazis dedicada exclusivamente a producir imágenes de famosos (Backgrid), no tenían desperdicio: ahí estaba la cantante, vestida como si saliera de la nueva adaptación de Dune, leyendo concienzudamente El manifiesto comunista. Una imagen que pedía a gritos titulares tan jugosos como el que le dio Page Six, el tabloide estadounidense: “Grimes vista leyendo a Karl Marx tras romper con el hombre más rico del mundo, Elon Musk”.

Grimes junto a Elon Musk en la Gala del Met el 7 de mayo de 2018.
Grimes junto a Elon Musk en la Gala del Met el 7 de mayo de 2018.Charles Sykes (AP)

La artista, que, efectivamente, ha sido pareja del fundador de Tesla, Elon Musk, con quien tiene una hija, no fue “cazada” por los fotógrafos. Según desveló ella misma en su cuenta de Instagram, todo lo había orquestado en su cabeza para que esa imagen, la de una ex de millonario capitalista leyendo sobre cómo expropiar el capital para el proletariado, acabase precisamente así, convertida en meme que animase la conversación cultural del día y en titular andante: “Estaba muy estresada porque los paparazis no dejaron de seguirme durante esta semana, pero luego me di cuenta de que era una oportunidad para burlarme de ellos”, escribió en su cuenta.

En su publicación, la canadiense aclaró que, pese a la ruptura con Musk, sigue compartiendo mansión con el fundador de Tesla y que de entender la historia como una lucha de clases nada de nada; todo era un guiño para los usuarios de la red: “Revelación total: sigo viviendo con Elon y no soy comunista (aunque hay algunas ideas muy inteligentes en este libro, pero personalmente estoy más interesada en la renta básica universal descentralizada y radical que creo que podría lograrse potencialmente a través de las criptomonedas y los videojuegos, pero aún no he resuelto esa idea lo suficiente como para explicarla. Independientemente, mis opiniones sobre política son difíciles de describir porque los sistemas políticos que más me inspiran aún no se han implementado”. También oficializaba lo que muchos ya saben, que la nueva cultura del famoso pillado en la calle haciendo algo digno de replicarse sin descanso durante unas horas es una realidad: “Si los paparazis siguen persiguiéndome, tal vez intente pensar en más formas de hacer otros memes, ¡sugerencias bienvenidas!”.

Captar el interés del público con famosos simulando cosas —como ser gay pero misteriosamente no serlo frente a los focos– no es nuevo en la cultura de la fama. Pero sí lo es ir más allá parar poder captar el interés de internet en tiempos en los que todo hijo de vecino busca la fama y aprobación desde sus propias redes sociales.

Los hay que han perfeccionado esta técnica hasta cotas brillantes. Un ejemplo es Ben Affleck y sus relaciones públicas, que llevan toda una pandemia urdiendo genialidades para animar la conversación digital. Si su relación con Ana de Armas y sus paseos fueron una de las pocas noticias exentas del odio a famosos en la brecha social que exhibieron aquellas cuarentenas privilegiadas de mansión, tanto la imagen que simbolizó la ruptura ante el mundo –la del hermano de Affleck ‘cazado’ lanzando una silueta de cartón de Ana de Armas a la basura– o el relato viral que está siendo su reencuentro con Jennifer Lopez son todo un órdago a las nuevas formas de consumo digital. Imágenes plenamente planificadas y con significado simbólico.

Un cartel con la imagen de la actriz Ana de Armas, tirado en un contenedor de Los Ángeles, California, en enero de 2021.
Un cartel con la imagen de la actriz Ana de Armas, tirado en un contenedor de Los Ángeles, California, en enero de 2021.TheImageDirect.com (GTRES)

Ahí está la filtración de la estampa que recreaba un fotograma del videoclip Jenny from the block en el que Affleck le daba a la cantante Jennifer Lopez un cachete en un yate o la foto en la que el actor fuma entre risas junto a Lopez por Central Park, que servía para enderezar la narrativa de Sad Ben (’Ben, el triste’, así se conocía y se apodó al actor en 2018 por varias imágenes en las que aparecía fumando siempre con aspecto de hombre desgraciado). Los dos ejemplos prueban lo bien que se le da a la pareja infiltrarse y jugar con los símbolos de las nuevas dinámicas en las relaciones parasociales de internet.

Una “interacción parasocial” describe la sensación de conexión con personajes famosos a los que no conocemos personalmente. Aunque el término lo inventaron dos sociólogos en 1965 (Donald Horton y Richard Wohl) para describir la sensación de intimidad con personajes de los medios de comunicación pese a la distancia real que nos separa de ellos, el adjetivo parasocial se ha puesto de moda desde hace unas semanas para describir la nueva fase en la que nos encontramos en el consumo de la cultura de la celebridad. Se podría decir que el consumo parasocial de los famosos tendría una versión bondadosa, como el ejército de fans del #FreeBritney que, creyéndose amigos de Britney Spears sin conocerla personalmente, leyeron los supuestos mensajes escondidos de sus publicaciones de Internet para salvar a la cantante de la tutela de su padre. La versión malvada estaría en la de los durísimos juicios morales sobre el cómico John Mulaney por dejar a su mujer para tener un hijo con Olivia Munn. Y entre medias de todo este asunto, y por las risas de la red, está Grimes troleando a los fotógrafos.

En la era de las relaciones parasociales, cuando creemos que todos nos conocemos sin habernos visto en persona en la vida y la atención cotiza alto en internet, no sorprende que las estrellas de siempre también se hayan visto arrolladas por el más difícil todavía: exagerarlo todo, voluntariamente y de forma casi satírica, para ser el centro del debate y el meme del día en internet.




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