“Football, bloody hell!”, una semana de pasión



Guardiola habla con Foden durante el Atlético-City.Manu Fernandez (AP)

Ya lo dijo Alex Ferguson: “Football, bloody hell!”. Una expresión que, siguiendo la licencia poética que nos ofrece el reputado diccionario online Wordreference, podría traducirse como “Fútbol, ¡la puta madre!”, en sentido positivo, pero también como “Fútbol, ¡maldito sea!”. El mítico entrenador del Manchester United lo dijo en sentido celebratorio tras ganar la final de la Champions contra el Bayern en 1999 con dos goles en el último instante. Esta última semana no se ha decidido ningún título pero ha habido unas cuantas razones para gritar fútbol, bloody hell, y cada uno sabrá qué sesgo le da, eufórico o de rabia, pero siempre apasionado después de una verdadera Semana de Pasión convertida en la mejor propaganda del fútbol.

Una semana que empezó y acabó con el doble duelo entre el Liverpool y el Manchester City y que ha tenido en medio otros dos dobles duelos, los de la Liga con la Premier y con la Bundesliga. El Liverpool ha sido el gran triunfador de la semana, junto a Villarreal y Real Madrid, con el Manchester City y el Atlético de Madrid en territorio agridulce (o sea, con emociones contradictorias) y el Bayern y el Barcelona como sonoros fracasados vinculados ambos al peor de los pecados: el desprecio al rival (¡y hasta a la competición!).

Tras las dos oscuras temporadas jugadas a la sombra de la covid, con estadios vacíos y animaciones virtuales en televisión, el fútbol ha regresado con toda la fuerza de los estadios abarrotados, el público enardecido y cataratas de goles. El City pudo medio decidir la Premier hace una semana pero no lo consiguió. Pep Guardiola a punto estuvo de salir escaldado del Metropolitano pero salvó los platos, consiguió sacar de quicio al Cholo Simeone y se convirtió en pieza a batir por un amplio sector de la opinión madrileña.

La caza, alentada por razones que van mucho más allá del fútbol, continuará esta semana después de que el City fuera barrido del campo por el Liverpool en la primera parte de las semifinales de la Copa de Inglaterra en Wembley. La pírrica reacción final no le redimirá de las críticas tras el colapso defensivo del equipo (2-3), con el portero suplente al frente.

Klopp, el hombre de moda

A estas alturas, el Liverpool solo ha ganado la Copa de la Liga, pero Jürgen Klopp es el hombre de moda porque sigue luchando por sumar otros tres títulos y alcanzar el soñado cuarteto: ya está en la final copera de Wembley, es claro favorito para descabalgar al Villarreal de la Champions y llegar a la final de París y está tan solo un punto detrás del City en la Premier. Al Villarreal no le importa que le menosprecien: antes lo hicieron Bayern y Juventus y el año pasado lo hicieron Arsenal y Manchester United, todos ellos hundidos por los torpedos ocasionales del submarino amarillo. El Liverpool y el City aún pueden coincidir en la final de París en lo que en Inglaterra se presentaría como el partido de la historia, pero el Real Madrid, casi siempre menospreciado por las casas de apuestas británicas, ha subido muchos enteros tras sus victorias ante el PSG y el Chelsea.

El Bayern sería el gran perdedor de la semana… ¡si no existiera el FC Barcelona! El Barça ha pagado con otro ridículo histórico en Europa su menosprecio al Eintracht, un pecado cometido a todos los niveles: equipo, afición y directiva. Entre todos lograron que los alemanes se sintieran en el Camp Nou como en casa y tiraron una competición que muchos culés pensaban que era una vergüenza ganarla. Lo que nunca entendieron es que quizá sea una vergüenza jugarla pero, ya que la juegas… gánala.

Al final, los duelos de la Liga con las otras dos grandes ligas de Europa quedaron en tablas después de que el Madrid eliminara al Chelsea, el City al Atlético y el Villarreal al Bayern en Champions y el Eintracht al Barcelona en la Europa League. “Football, bloody hell!”.

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