Fragmentos tachados y drásticas censuras: lo que los rayos X revelan de las obras de Lope de Vega

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Después de cuatro siglos, los textos de Lope de Vega aún guardan secretos. Sus manuscritos son un crisol de tintas donde los trazos y tachones del dramaturgo se mezclan con los de los autores de comedias que representaron sus obras y los censores que las autorizaron. “Existe la idea romántica de que Lope era un ingenio creador y tenía la capacidad de tomar un papel en blanco y escribir los 3.000 versos de una obra de la nada. Uno de los objetivos de este proyecto era romper con ese mito a través de datos objetivos. Estos manuscritos conservan muchas marcas de Lope, pero también de otros agentes involucrados en el panorama teatral del momento”, explica Sònia Boadas, investigadora principal del proyecto Theateor de la Università de Bologna, financiado por las acciones Marie Sklodowska Curie del programa Horizon2020.

La filóloga ha dedicado los últimos tres años a bucear en los ríos de tinta que dejó tras de sí el autor. “En comparación con cualquier otro dramaturgo europeo, conservamos una cantidad descomunal de comedias escritas por el propio Lope de Vega. El objetivo era estudiar estos textos en conjunto y ver si podíamos obtener información sobre el proceso de composición”, precisa. Mediante la aplicación de tecnologías de fotografía hiperespectral y espectroscopía de rayos X ha conseguido identificar las aportaciones de las múltiples manos por las que pasaban sus obras, sacar a la luz fragmentos tachados e incluso desvelar que una de sus comedias, La niñez del padre Rojas, había sido drásticamente censurada.

La investigación, que se publicará a finales de este año y ha contado con la colaboración de la Biblioteca Nacional de España, demuestra además que la relación entre los agentes involucrados en el panorama teatral del momento era mucho más estrecha de lo que se presuponía. “Se pensaba que el dramaturgo vendía la obra y se desentendía de ella, pero a partir de este análisis y con todos estos instrumentos hemos visto que en muchas ocasiones los censores y autores de comedias —directores de compañía— tenían una relación directa con el dramaturgo y una influencia notable en la composición y transmisión de esos textos”, señala Boadas.

El secreto está en la tinta, pero no es fácil desenterrarlo. Tachones, manchas de humedad y páginas pegadas hacen que no baste un solo dispositivo para extraer la información que lleva más de cuatro siglos encerrada en estos documentos. “Toda esta problemática nos impide estudiar como filólogos el proceso de creación”, comenta la investigadora, que también forma parte del grupo de investigación PROLOPE de la Universitat Autònoma de Barcelona. Así, los manuscritos del Fénix de los ingenios se han sometido a la mirada de cuatro máquinas distintas en función de las complicaciones que presentaban.

Cámara hiperespectral IQ de Specim tomando imágenes de uno de los manuscritos

La otra niñez del padre Rojas

El VSC 8000 de Foster&Freeman es un comparador de vídeo espectral que permite estudiar las diferentes tintas de un documento mediante la aplicación de diferentes luces. Gracias a esta tecnología, que normalmente se emplea para identificar falsificaciones de pasaportes, DNI y billetes, Boadas ha podido leer algunos fragmentos de los más de 25 versos que aparecen completamente tachados al final del segundo acto de La niñez del padre Rojas. ¿Recuperaremos el texto censurado? “Estamos en ello. Algunos fragmentos todavía se resisten y hay que hacer pruebas con otros instrumentos”, afirma la investigadora.

Lo que sí sabemos es que la decisión de eliminar esos versos no fue de Lope ni del autor de comedias, sino de Pedro de Vargas Machuca. Tenemos el nombre y apellidos de este conocido censor porque la tinta con la que firmó la licencia de representación de la obra comparte con los tachones una inusualmente elevada concentración de zinc que no está presente en las otras contribuciones. “Esto nos permite afirmar sin ningún tipo de duda que es un texto que censuraron, algo que hasta ahora no se sabía”, añade Boadas.

Análisis espectrográfico de tintas con fluorescencia de Rayos X

Para desenmascarar al concienzudo tachador, la filóloga recurrió a las mediciones de un espectrómetro portátil de fluorescencia de rayos X de la empresa Bruker y a los conocimientos de Santiago Sánchez, químico del Instituto de Estructura de la Materia del CSIC. Este dispositivo que sí suele emplearse en el campo del patrimonio cultural, permite realizar a la vez un análisis elemental y molecular sin dañar las páginas. Después de irradiar el manuscrito con rayos X, explica Boadas, cada elemento químico presente en la zona emite una luz secundaria que contiene una especie de huella digital del elemento, es decir, revela la composición química de los materiales observados. “En la última tinta, la de la reescritura, hemos podido identificar al director de compañía que, al carecer de final, lo reescribió porque lo necesitaba para representarla”.

Cuando es Lope quien corrige, rescatar sus textos descartados se vuelve incluso más difícil. Por un lado, las tintas suelen ser las mismas; por otro, cuando el dramaturgo tachaba, tachaba de verdad. “Lo hacía con unos círculos encadenados para evitar que se leyera”, matiza Boadas. Al margen de las tachaduras, las tintas del literato cuentan otras historias. En los márgenes del manuscrito autógrafo de El Cardenal de Belén, unos garabatos apresurados muestran el aspecto que debía tener el escenario en el momento en que San Jerónimo tiene una visión del portal de Belén. Estos trazos, que podrían haber sido un añadido del director, pueden atribuirse ahora al propio Lope gracias a las mediciones de una cámara hiperespectral, que se revelan prácticamente idénticas en la tinta del boceto y los versos. “Esto nos permite decir fue él el que determinó cómo tenía que representarse esa escena”.

Mediciones obtenidas sobre la tinta del boceto de la escena de ‘El cardenal de Belén’

En las conclusiones de la investigación, los conocimientos de la filóloga se mezclan con los de quienes colaboraron con ella. “El proyecto tiene la voluntad de ser interdisciplinar; de aunar los esfuerzos de bibliotecarios, restauradores, filólogos, químicos humanistas digitales… Para que entre todos podamos tener más información sobre el texto”, subraya Boadas, que se dispone a continuar sus trabajos en España como beneficiaria de un contrato de excelencia investigadora Ramón y Cajal.

El inconveniente de estudiar los manuscritos de Lope, y más en medio de una pandemia, es que están desperdigados por el mundo. Boadas se ha desplazado a varias bibliotecas españolas y europeas y tenía previsto viajar en mayo a Boston y Nueva York para estudiar otros textos, entre ellos El castigo sin venganza. “Estos son los resultados preliminares de la investigación, pero vamos a seguir por este camino”, asegura. “Evidentemente, esto puede aplicarse a otros manuscritos y autores, y nos va a permitir saber mucho más”.

Mientras tanto, está completando junto al profesor Marco Presotto, de la Università di Bologna, una base de datos de autógrafos teatrales (AUTESO) que permitirá consultar en Internet las obras de los dramaturgos áureos más importantes. “Servirá para uso académico, pero también como divulgación para el público general. Los filólogos estamos muy centrados en lo que hacemos nosotros y se nos olvida un poco la transferencia de conocimiento. Tenemos que hacer ese esfuerzo para que la sociedad conozca la importancia y la riqueza del patrimonio literario que conservamos”.


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