Imparables y lanzados. Estos dos adjetivos servirían para definir a la perfección el momento que vive el Girona de Francisco, que con la victoria que consiguió este lunes en Montilivi firmó su quinto triunfo consecutivo y dio un paso de gigante hacia poder disputar el playoff de ascenso a Primera División.
Muy pocos podían esperar el g
iro
de guion que ha dado la temporada del Girona en esta segunda vuelta de campeonato. Los números no engañan a nadie, los gerundenses habían sido demasiado irregulares durante todo el año como para soñar en un playoff, tan solo unas últimas jornadas perfectas le podían servir. Y así está siendo. Desde la remontada en Las
Palmas, cuando el equipo se marchó al descanso perdiendo por 1-0 en un día en el que Francisco tenía pie y medio fuera, los números son inmejorables: ocho victorias, un empate y una derrota.
La dificultad de lo conseguido por la plantilla que dirige Francisco es máxima y es que para encontrar una racha de cinco victorias consecutivas en Liga sería obligado mirar hacia atrás más de diez años. Una barbaridad.
Una remontada memorable
El triunfo del lunes le sirvió al Girona para apoderarse de la quinta posición, un puesto que hasta hace no mucho parecía inalcanzable. Demasiado difícil. Y lo ha sido, porque los rojiblancos han necesitado sumar 25 puntos de los últimos 30 para hacerse con ella. El Girona ahora mismo es quinto con 64 puntos, tres más que Sporting y Rayo (61) que son sexto y séptimo.
Los datos son espectaculares. Y es que cuando terminó la jornada 29 el Girona estaba a doce puntos del Sporting, una distancia que han pulverizado y además han ampliado con tres puntos a su favor. Quince puntos en diez jornadas. Este es el caso más sorprendente, pero también han recortado muchos puntos al Rayo (10), al Leganés (12) y al Almería (14), todos ellos implicados en la lucha por el ascenso.
Francisco, camino de conseguir una utopía
Quien ha tenido la mayor parte de culpa de que este vestuario nunca dejase de creer no ha sido otro que su entrenador: Francisco
Rodríguez. El andaluz tuvo pie y medio fuera antes de ganar en Las Palmas, pero era evidente: él no era el culpable de una planificación justa y de heredar una plantilla tocada anímicamente tras el fracaso del play off de ascenso de la temporada pasada ante el Elche.
Lo intentó prácticamente todo hasta dar con la tecla: el cambio de sistema al 3-5-2 ha resultado ser clave para estar más vivos que nunca en una lucha a la que todavía le restan tres jornadas más un hipotético playoff. Sin ninguna duda, el Girona está en las mejores manos posibles.
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