La NBA se enfrenta a partir de mañana a un nuevo reto de dimensiones descomunales: recuperar la competición sin encerrarse en una burbuja como en el tramo final del pasado curso en el Walt Disney World de Orlando, Florida.
El primer paso de la vuelta a las pistas serán cinco jornadas de entrenamientos individuales a las que les seguirán los entrenamientos colectivos (a partir del 6 de diciembre) y los partidos de pretemporada (11-19 de diciembre). Para prepararse ante los posibles escenarios de futuro, la liga ha elaborado un nuevo protocolo sanitario exhaustivo de 134 páginas, similar al que ya entregó a las franquicias durante la burbuja Disney.
Bajo la nueva normativa NBA, habrá dos posibles caminos de retorno a las canchas para los positivos por COVID-19: una solución de “basada en el tiempo” y otra “basada en pruebas”.
Bajo la premisa temporal, la persona infectada deberá dejar un mínimo de 10 días desde su positivo o el cese de alguno de los síntomas de la enfermedad tras 24 horas sin ingesta de medicaciones paliativas.
La solución más sencilla para los jugadores, probablemente, serán las pruebas PCR: dos negativos consecutivos en 24 horas serán suficientes para volver a la competición.
Eso sí, la NBA deja claro que cualquier positivo deberá permanecer un mínimo de 10 días alejado de los entrenamientos y la competición y, luego, para volver, deberá arrancar con dos jornadas de entrenamientos individuales con mascarilla puesta. En total, cualquier jugador que de positivo deberá estar un mínimo de dos semanas sin competir con su grupo.
Según informó la ESPN, los equipos deberán seguir varios pasos cuando uno de los jugadores o miembros del staff den positivo: informar a las autoridades, rastrear los contactos cercanos, desinfectar los espacios donde ha estado la persona y proveer una vivienda de aislamiento para el afectado.
Normalmente, los equipos no pueden pagar alojamiento a sus jugadores, ya que está contemplado en la normativa NBA como una manera de saltarse el límite salarial. La liga hará una excepción ante la emergencia sanitaria.
Por ahora, y como ya hizo en la burbuja de Orlando, la NBA no ha dado una cifra específica sobre cuántos casos deberían producirse en el seno de la competición para considerar suspender la liga.
El documento, diseñado para “promocionar la prevención y estrategias de mitigación para reducir la exposición y transmisión del coronavirus”, reconoce que es probable que varios jugadores y miembros del cuerpo técnico contraigan el virus.
Para los viajes de equipo, la NBA permitirá 45 personas como máximo, jugadores incluidos, y comunicará normas y limitaciones sobre lo que los miembros de la plantilla pueden hacer fuera de su mercado habitual.
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