Brasil volvió a salir a las calles este sábado para manifestarse contra el presidente Jair Bolsonaro, justamente el día que el país alcanzó la marca de más de 500.000 muertos por coronavirus. De nuevo, las banderas de sindicatos, partidos y colectivos colorearon las calles de varias capitales, sobre todo São Paulo, Río de Janeiro y Brasilia, donde las marchas fueron multitudinarias. En São Paulo, la gente comenzó a reunirse a las cuatro de la tarde en la Avenida Paulista y una hora después los manifestantes ocupaban nueve manzanas.
Con pancartas, camisetas y pegatinas pidiendo la salida del presidente, los manifestantes, la mayoría de ellos con máscaras, intentaron engrosar las filas de la revuelta contra el panorama actual de la pandemia de coronavirus. Además de los 500.000 muertos por el covid-19, la lentitud de la vacunación, la devolución de la ayuda de emergencia de 600 reales (unos 118 dólares), el desempleo, el descuido de la educación y el medio ambiente, y el uso de la violencia contra la población negra fueron las consignas en las calles. La socióloga Dulce Neri, de 71 años, no había acudido a la protesta del 29 de mayo pasado por miedo a las multitudes. Pero decidió sumarse a la de este sábado. Vino con sus hijas y su nieto. “Imposible quedarse tranquilo en casa con 500.000 muertos y este desgobierno”, dijo en la Avenida Paulista.
“El gusano mató a mi abuelo”, decía el cartel que llevaba Clayton. “Mató a mi padre y a otros 498.000. Fuera genocidas”, escribió Francisco, de 24 años, en una pancarta. “Perdí a mi padre hace tres meses. Había estado luchando contra el cáncer, pero desgraciadamente, por culpa de este genocida que está en el poder, contrajo el virus y murió”, dice, y se pone a llorar. “Estoy aquí por todas las vidas que hemos perdido y contra este Gobierno”.
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El Gobierno optó por contradecir las recomendaciones de los científicos, lo que llevó a Bolsonaro a despedir a dos ministros de Sanidad -Luiz Henrique Mandetta y Nelson Teich-, para mantener a un general en activo que avalaba su política errática, hasta llegar al ministro actual, Marcelo Queiroga.
Queiroga ha logrado la independencia para defender el uso de la mascarilla y el confinamiento, mostrándose más cercano a la ciencia. Pero por encima de él hay un presidente que sigue yendo a los actos sin máscara, mientras difunde teorías falsas sobre la pandemia. Hace unos días dijo en su Facebook Live semanal que infectarse con el virus era más eficiente que la vacuna.
Las calles de Brasil se están moviendo y la clase política está tratando de sintonizar con sus demandas. Los senadores que investigan a Bolsonaro por el manejo de la pandemia aprovecharon la fecha para comprometerse a que los responsables de parte del medio millón de muertes “paguen por sus errores, omisiones, desprecio y libertinaje”. “No hemos llegado a esta imagen devastadora e inhumana por casualidad. Hay culpables y serán castigados ejemplarmente. Los crímenes contra la humanidad, los asesinatos y los genocidios no se borran, ni caducan. Son eternos y, ante la justicia divina, se encontrarán con la justicia de los hombres”, dice un texto firmado por nueve senadores.
El expresdente Luiz Inácio Lula da Silva insinuó que participaría de las protestas, pero finalmente no asistió. En los actos, sin embargo, su nombre fue el más recordado. Varias personas llevaban camisetas del Partido de los Trabajadores o de Lula. Los amigos Thayná Ferreira, de 25 años, Fernando Siqueira, de 28, y Daniel Felício, de 22, llevaban cada uno una bandera del PT enrollada en el cuerpo. “Me gradué gracias a Lula y mis padres tienen una casa popular gracias a él”, dijo Daniel, que es ejecutivo de publicidad. La presencia de los sindicatos puede explicar la predilección por Lula. No había banderas ni pegatinas de otros opositores a Bolsonaro.
Sin embargo, no todos salieron a la calle pensando en las elecciones de 2022. Giovane Gonçalves, de 24 años, trabaja en la subprefectura de Santo Amaro, pero como los tiempos han sido “duros”, complementa sus ingresos como repartidor de aplicaciones. “Estamos aquí en la lucha contra este desgobierno de Bolsonaro y por los muertos. Incluso tuve familiares, tío y primo, que murieron por culpa de este desgobierno antivacunas, negacionista”. Dice que su vida ha sido un “caos” también por el tema económico. Por eso espera la salida del presidente lo antes posible.
También hubo mensajes para el vicepresidente, Hamilton Mourão, y los militares. Algunas pancartas incluían “Fuera Mourão” y “Fuera Bolsonaro y sus generales”, en un momento en que las Fuerzas Armadas apoyan cada vez más al presidente y hay insistentes ataques a los pactos democráticos en diferentes ámbitos. La destitución de Bolsonaro sigue siendo una expectativa para sus opositores. Pero hay quienes miran más allá, hasta 2022. “Aunque no derroquemos a Bolsonaro ahora, es importante aumentar nuestra fuerza para derrotarlo el año que viene”, dijo el jubilado Aldino Graef, de 70 años.
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