Ni es Arabia, ni está Garitano en el banquillo y ni siquiera Aduriz, el héroe del último título oficial ganado por el Athletic, viste ya de corto. Se podría decir que esta nueva y modernizada Supercopa resulta un tanto descafeinada respecto a lo que se suele esperar de un torneo de estas características. Nada, en cualquier caso, que se solucione en cuanto empieza a rodar el balón.
A los leones les seduce la idea de poder conquistar un trofeo. Algunos de ellos lo han reconocido públicamente incluso. Iñigo Martínez, sin ir más lejos.
El reto se las trae porque de saque los bilbaínos tienen que medirse al Real Madrid, vigente campeon de este campeonato. Los leones llevan cerca de un lustro sin poder hincarle el diente a los merengues. El último triunfo bilbaíno se remonta a 2015, cuando Aduriz batió a Casillas con un espléndido cabezazo en San Mamés. Once encuentros consecutivos después de aquel 1-0 en Bilbao, el equipo rojiblanco ha sido incapaz de volver a tumbar al blanco en sus respectivos duelos ligueros.
El antecedente más reciente de este clásico, el disputado el pasado mes de diciembre en Valdebebas, se saldó con 3-1 a favor de los de Zidane. Un resultado engañoso a tenor de lo acontecido a ras de césped. La expulsión de Raúl García en torno al minuto 10, por doble amarilla, dejó lastrado a un Athletic que, aún con diez, compitió hasta prácticamente el mismo pitido final.
Aquel Athletic, en cualquier caso, era otro diferente al actual. La propuesta de Garitano era muy clara y concreta. La de Marcelino, al menos en Bilbao, está todavía por descubrir.
No ha habido ocasión aún de ver cuál es la propuesta real del técnico asturiano con el conjunto rojiblanco. Cierto que ante el Barça en Liga, en su debut como míster local, hubo momentos en los que quedó muy clara su intención de montar rápidas contras sin apenas elaboración en el juego, lo que implica un repliegue más o menos intensivo sin balón. A los leones, quizás ahí radicó su mayor problema aquella noche de Reyes, les faltó entonces contundencia defensiva. Messi y Pedri, de hecho, camparon a sus anchas.
Uno sí, otro no
Marcelino recupera a Yeray para la causa, pero no puede decir lo mismo de Yuri. El lateral zurdo, con problemas musculares, se queda fuera de la convocatoria. Balenziaga es el único león de la actual plantilla que responde a ese perfil de defensa izquierdo, por lo que todo podría reducirse a un simple, o no tan simple, cambio hombre por hombre.
A partir de ahí se abre un mundo de posibilidades para un Athletic en fase de composición tras la llegada del nuevo inquilino del banquillo. Habrá que ver si Marcelino, como hizo en su día Garitano, refuerza la banda derecha con De Marcos por delante de Capa y si mantiene su apuesta por Muniain en el interior zurdo o, por el contrario, centra la posición del capitán y apuesta en la banda izquierda por Balenziaga y Morcillo. Tampoco está claro si Dani García va a volver a quedarse en el banquillo, ni quién acompañará a Williams en la doble punta.
Todas estas dudas y algunas más quedarán perfectamente claras a partir de las 21 horas en La Rosaleda (Vamos, Movistar Plus). El Athletic aspira a ganar un nuevo título y para ello tiene que deshacerse primero del vigente campeón de la Supercopa. Un reto complicado para los leones a tenor de sus últimas estadísticas con los merengues, pero una semifinal a vida o muerte debería ser otra cosa. El reto está servido
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