En el Circuit de Barcelona-Catalunya, Lewis Hamilton dio otra exhibición más para añadir a su historial y de paso, dio un tremendo puñetazo sobre la mesa con una victoria de las que crean escuela en el GP de España de F1 2021. El británico le enseñó la corona a un Verstappen que durante muchos giros pensó que realmente podía quitársela, pero Lewis supo sacar partido de tener a su lado al mejor equipo del Mundo, Mercedes, quitándole las ilusiones al piloto de 23 años como si le quitara un caramelo a un niño. La victoria de Hamilton de este domingo fue de aquellas que duelen muchísimo, de las del gol al minuto 94, conquistando el adelantamiento final ante el neerlandés a falta de 6 giros para el final tras toda una carrera liderada por el de Red Bull.
Lo que sucedió en la pista no fue más que el final esperado de una película de suspense. Al inicio, todo parecía de cara para Max, pero con una estrategia magistral y un ritmo tremendo de Lewis, el 7 veces campeón del mundo acabó con el sueño de su oponente, que se equivocó al querer ir a una parada en lugar de dos. Hamilton fue a dos en el momento adecuado, más listo que nadie con un muro que sacudió las fichas del tablero como da gusto verlo. Los estrategas de la estrella le dieron a Lewis las mejores armas para que él se encargara de ejecutar a la perfección una carrera espectacular.
Max golpea primero con una gran salida
En un Circuit de Barcelona-Catalunya donde la degradación de las gomas es alta y donde adelantar en carrera era muy complicado. Max sabía que debía jugársela a una sola carta, en el arranque, en la curva 1, y luego todo estaría en manos de la estrategia. Pero estar delante de inicio le debía dar una importante ventaja. Salía desde la segunda plaza, desde la zona sucia y era sobradamente conocido que iba a tirarle el coche a Hamilton ante el más mínimo hueco. Las luces del semáforo se apagaron y los 1.000 asistentes al Circuit pasaron de gritar a abrir la boca en silencio, Max se pegaba a Hamilton y el joven aspirante vio en una simple ranura, una puerta abierta que pocos hubieran visto. No dudó en meter el morro por ahí con un Hamilton que, ante la osadía del muchacho, tuvo que abrir su trazada para evitar un accidente que mañana hubiera copado todas las portadas. Espectacular. Verstappen lo había vuelto a hacer, pasar al campeón como hizo en Imola. Al joven solo le valía ganar. El marcador de triunfos estaba 2-1 a favor de Lewis, con 8 puntos de ventaja en el liderato del campeonato para el británico. Debía compensar la balanza.
Mercedes, primera estrategia fallida
No obstante, la carrera no estaba ni mucho menos decidida. Empezó entonces un duelo espectacular en el asfalto del Circuit, que se convirtió en una calle de cualquier ciudad del antiguo oeste. Espalda contra espalda, ambos pilotos avanzaron paso a paso en busca de una estrategia ganadora, a por un tiro certero que acabara con su rival. Pero ahí, Hamilton se hizo fuerte usando la mejor arma que un piloto puede tener, el mejor equipo de la historia de la F1. Mercedes dio un auténtico recital con dos movimientos, demostrando reacción y tener las ideas más que claras. El primero fue el de parar a Hamilton antes que Max.
Verstappen se defendía a la vuelta siguiente pero lograba, pese a una mala parada, mantener su posición hegemónica. Hamilton seguía avanzando paso a paso, pero se dio cuenta junto a su equipo que, de seguir así, pese a recortarle 5 segundos en muy poco tiempo, iba a perder la carrera. El inglés se pegaba al neerlandés, pero no lograba intimidarle ni tampoco acercarse lo suficiente como para meterle el coche.
Sorpresa de Mercedes a Max
Tocaba cambiar la estrategia o iba a disparar al cielo. Él y su muro sorprendieron a todo el mundo. Cuando parecía que iba a ser una persecución de película hasta el final de Hamilton a Max, Mercedes y Lewis se sacaron un conejo de la chistera, demostrando ser los más listos de la clase una vez más. Lewis paraba a boxes en la vuelta 43, a 23 para el final. Lewis salía a 22 segundos de diferencia de Max. Pero el neerlandés tenía a Bottas, con diferente estrategia, a 10 segundos. ¿Parar o no parar? Esa era la cuestión. No paró y se equivocó.
Hamilton apretaba los dientes. Se la jugaba en ese último stint con la goma blanda. Sacó el martillo y voló. El inglés le metía dos segundos por vueltas a un Max que estaba empezando a ver que podía perder la carrera, gestionando gomas como podía. Sabía que Hamilton iba a acabar llegando y le tocaba recolectar las mayores balas posibles en forma de goma para responder a los ataques finales de Hamilton Circuit en el que es difícil adelantar. Pero sin neumático, las balas eran de fogueo. La persecución final de Lewis fue espectacular, de campeón, de genio. Verstappen iba al ralentí y a falta de 11 giros, Hamilton ya estaba a 4”6. La mancha del Mercedes ya aparecía en su retrovisor.
Iban a ser 10 vueltas de infarto. Pero a Hamilton le iban a sobrar 6. En la vuelta 60, Lewis alcanzaba a Max, se pegaba a su Red Bull, y con gomas mucho más nuevas, le superaba sin contemplaciones. Verstappen no se lo podía creer. Lo había tocado con las manos, pero Lewis le había vuelto a ganar. 3-1 a favor de un Hamilton que volvió a gritar alto y claro a Max que si quiere arrebatarle el título, primero deberá sudar mucho, muchísimo. Victoria número 98 en la carrera del británico en la F1. Y va a por más.
Sainz 7º y Alonso se queda fuera de los puntos
La carrera la definió la estrategia. Carlos Sainz, que arrancaba sexto, empezó de forma complicada, perdiendo dos plazas en los primeros metros. Esta vez no pude regalarle a sus fans una de sus grandes salidas. Pero lejos de hundirse, Carlos debía centrarse en la gestión de unas gomas que degradaron mejor de lo que esperaba en un coche que castiga mucho los neumáticos. El madrileño, cuidando su calzado y a la vez imprimiendo un buen ritmo, optó por la estrategia correcta de dos paradas para así recuperar posiciones con un buen último stint con la goma blanda en el que superó en pista a Norris y, acto seguido, a Ocon.
La carrera fue muy complicada para las gomas y el mejor ejemplo fue el del compañero de Alonso en Alpine, que arrancando cuarto y yendo a una parada, se quedó sin neumáticos al final bajando hasta la novena posición en una cita en la que Bottas fue 3º y Leclerc 4º, muy lejos de un piloto nórdico al que superó de forma magistral en la primera curva.
Para Alonso, más de lo mismo que Esteban. El madrileño arrancó bien, defendiendo la décima plaza de inicio, pero yendo a una parada, al perder gomas al final, perdió cualquier opción de puntuar, bajando hasta la 17ª plaza al tener que realizar un segundo pit stop más que obligado.
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