Hacer fotos de todo es perjudicial para tu memoria

¿Te imaginas ir a un sitio y no hacer fotos? Si visitamos un monumento, es imposible que no nos vayamos de allí sin unas cuantas imágenes de recuerdo. Y lo mismo sucede en eventos deportivos o conciertos. ¡Somos unos adictos a las fotos! Ya hay quien avisa de que este comportamiento puede derivar en enfermedad (hace unos días os hablamos de la selfitis como trastorno psicológico), pero ahora también nos hemos enterado de que hacer tanta foto puede tener efectos negativos para tu memoria: el efecto discapacitante.

El efecto discapacitante se puede explicar como que tendemos a olvidarnos de las experiencias que hemos capturado en fotos con nuestra cámara de forma más fácil que aquellas en las que nos hemos limitado a disfrutarlas sin hacer ninguna fotografía. Evangelos Niforatos, investigador de la Universidad de Lugano señala que “cuando las personas tratan a las cámaras como extensiones de su memoria orgánica, inconscientemente asumen que las fotos que les ayudarán a recordar ese momento en el futuro están archivadas, y se ahorran usar sus propios recursos neuronales”.

Efecto discapacitante
¿Prefieres recordar tus vivencias por lo que te hicieron sentir o por las fotos que hiciste?

Hacer fotos también afecta a nuestros recuerdos sonoros

En la Universidad Stern de Nueva York han llegado a la conclusión de que hacer fotos no sólo afecta a nuestra memoria visual, sino también a la memoria auditiva. De esta forma, debido al efecto discapacitante en un concierto es más fácil que nos olvidemos de las canciones y de los sonidos que hemos escuchado si nos preocupamos en capturar imágenes del artista durante el espectáculo. “Cuando hacemos fotos estamos en una búsqueda permanente de la siguiente imagen que capturar, por lo que nos desentendemos de alguna forma de la información que está llegando a nuestros oídos”, señala Alixandra Barasch, principal responsable del estudio.

Pero hay una forma de satisfacer nuestra necesidad de hacer fotos para el recuerdo y de disfrutar del concierto al que asistamos. “Tendemos a recordar cómo comienza y cómo acaba una experiencia, así que una buena opción es capturar lo que sucede en mitad. De esta forma podremos podemos guardar el recuerdo de la experiencia completa», apunta la investigadora.


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