Han llegado para quedarse

Minuto 59. Real 1, Getafe 0. Martin
Zubimendi recoge un balón en campo rival, se gira, y pone un cuero medida a la banda derecha. Por allí, rompiendo la zaga rival, aparece Andoni
Gorosabel. La controla con el pecho, orientada, apura línea de fondo y centra a la zona donde se cuecen los goles para que Djene despeje a córner.

Anoeta se hubiese puesto en pie para aplaudir la acción. Ritmo, profundidad, visión y talento en una acción rubricada por dos futbolistas que hace sólo unos meses, antes del confinamiento, no figuraban en el ‘once’ que el seguidor txuri urdin recitaba de carrerilla. Hoy parece difícil pensar en una alineación de gala en la que no figuren ambos.

A sus 24 años, Gorosabel disputó su partido número 28 en Primera División. El de Zubimendi, de 21 años, era el número 13. En total, poco más de una temporada para dos de los jugadores que brillaron con luz propia ante el Getafe.

El centrocampista apareció de forma fulgurante tras el confinamiento y el lateral, a la sombra de Zaldua hasta este curso, está aprovechando su oportunidad en este arranque liguero. Ambos se enfrentaban a un nuevo reto. Con el equipo dolido tras el sinsabor del pasado martes, el Getafe llegaba a Anoeta líder, con el casillero de goles encajados a cero y con la vitola de equipo áspero, de rival desagradable. No tardó en demostrar por qué pero, en un escenario, sobre el papel, no apto para imberbes, Gorosabel y Zubimendi hicieron lo que saben hacer. Salieron a jugar y no se amilanaron. Nada de eso.

El carrilero de Arrasate volvió a regalar un catálogo de subidas constantes por banda. Se rehizo al caño de Cucurella, que le costó la amarilla. Lejos de verse afectado, de guardar la ropa, de pensar en los por si acaso, se alió con Portu para buscar una y otra vez las cosquillas a Olivera. De un envío profundo suyo nació el penalti.

Magia arropada

Zubimendi fue agrandándose con el paso de los minutos. Inteligente en defensa, ocupando campo y rompiendo el guion cuando era necesario, el donostiarra comenzó a distribuir el balón, dibujando balones largos que obligaban al Getafe a volver. Su entendimiento tanto con los centrales como con Merino y Silva parece óptimo. La lesión de pretemporada es pasado. El dorsal ‘36’ tiene cada vez más pinta de ‘4’.

Gorosabel y Zubimendi han llegado al ‘once’ para quedarse. Es una magnífica noticia de una Real que ha vuelto a dar en la diana en su apuesta por dar paso a los de casa. La respuesta del arrasatearra y el donostiarra no puede ser más ilusionante.

Alrededor de la jerarquía de Merino, la magia de Silva o la calidad de sus hombres de ataque, la Real ha construido un entramado cada vez más sólido que da equilibrio al equipo. Con Le Normand y Aritz, con Monreal solvente y con Gorosabel y Zubimendi cada vez más consolidados. Sirva el triunfo contra el Getafe como indicio


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