Asier
Illarramendi ‘sólo’ sufre un esguince en su tobillo derecho. Del mal, el menor considerando la manera en la que abandonó el terreno de juego en el minuto 10 del encuentro contra el Valladolid, llorando y cojeando. Intentó continuar durante unos minutos, pero se dio cuenta de que no podía tras una acción fortuita en la que se le torció el tobillo. Así las cosas, no podrá terminar sobre el terreno de juego una temporada que, aunque exitosa en lo colectivo, ha sido traumática para él en el capítulo personal. Cada vez que ha estado cerca de reaparecer o nada más conseguirlo, el infortunio le ha vuelto a perseguir y le ha golpeado con fuerza para enviarle de nuevo a la enfermería.
El mutrikuarra reniega de su mala suerte en los últimos tiempos. En un plazo de apenas mes y medio, los aficionados realistas han visto derramar lágrimas de rabia e impotencia al capitán por sendas lesiones que han cercenado sus sueños. Le sucedió en el entrenamiento previo a una final de Copa del Rey en la que tenía muchas opciones de ser titular y en el encuentro en el que reapareció tras casi dos meses ausente. Por todo ello, lamenta que “me está tocando vivir el lado oscuro del futbol”. El capitán se expresa en las redes sociales, en la que tampoco es demasiado asiduo: “Es muy duro, pero no me rendiré”, anuncia.
Esta temporada. Illarramendi sólo ha podido participar en nueve de los 49 encuentros oficiales disputados por la Real Sociedad. Desde que hace dos años se rompió en Mestalla, el capitán sólo ha podido intervenir en 14 partidos, toda vez que ha concatenado una dolencia tras otra que le han alejado del verde. En marzo cumplió 31 años y tiene contrato con la Real hasta 2023 con 70 millones de euros de cláusula de rescisión.
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