Imanol comerá el turrón en la Real


Del blando, del duro o de cualquiera de los sabores que hoy en día se prodigan en las magníficas pastelerías que tenemos en Gipuzkoa. Cualquiera de ellos podrá degustar Imanol
Alguacil como entrenador de la Real, porque los números del equipo dan para aplaudir su trabajo destacable y prometedor, porque las referencias de temporadas en que a estas alturas sumaba tantos puntos llevan a la ansiada cita europea.



Recurro a lo del turrón porque es otra de las típicas referencias en el fútbol. Antes era la única porque difícilmente un entrenador era destituido antes de llegar a Navidad, pero la moneda de uso de hoy es que tres o cuatro malos partidos ya marcan el devenir de los sufridores del banquillo. El diciembre pasado, el que se quedó con la copa amarga de estas fechas festivas fue Asier
Garitano, entrenador realista al que desde la dirección de fútbol del club lo vieron descaminado de lo que buscaban. Con sus 19 puntos tras 17 jornadas y, tres derrotas consecutivas con Valladolid y Alavés en Anoeta y en medio en Getafe (las tres por la mínima), recibió el cese la víspera de Navidad.

La Real de la primera temporada de Eusebio también sumó 19 puntos en quince partidos y esa progresión permitió llegar a la jornada 38 con el sexto puesto tras aquél gol de Juanmi. Las dos siguientes temporadas, la Real dejó de alcanzar su propósito europeo y ahora va encaminada a recuperarlo. Es más que necesaria la regularidad para que el club se estabilice como uno de los que sea fijo en las citas continentales, ahora que dispone de un campo a la medida y una afición de aúpa. Antes del turrón, Imanol se las verá en Zorrilla, campo bastante propicio para los realistas, Barça en Anoeta y El Sadar. Más madera para Olentzero.

Transformación

No hace tanto, el pasado 31 de marzo de este mismo año, Imanol dirigió a la Real en la anterior visita a Zorrilla, con un gol de Keko que igualó Oyarzabal tres minutos después para las tablas finales. Lo significativo de hace tan solo ocho meses es la completa transformación que ha sufrido el equipo que también dirige el técnico oriotarra y que solamente mantiene en su once más habitual a un par de los que jugaron en Pucela el pasado mes de marzo. Vean si no. Este fue el once realista entonces: Rulli; Zaldua, Navas, Aritz, Theo; Zubeldia, Pardo, Sangalli; Januzaj, Sandro y Oyarzabal. Es otro equipo completamente diferente y con un cambio rotundo en la alineación. Cuatro de aquellos jugadores ya no están en el equipo, uno no jugará por estar sancionado, dos salen muy pocos minutos y otro no juega nunca. Quedan “vivos” Zubeldia y Oyarzabal, habituales e insustituibles en el once actual. Habla por si solo el cambio que ha sufrido la Real en poco tiempo y que con nuevos jugadores parece haber encontrado la senda que convence. A día de hoy no hay duda de que han cogido el camino correcto. Ahora solo queda no salirse del mismo y mantener rumbo firme en los meses de competición que restan.

Muchos de los jugadores que va a tener enfrente Sandro en Zorrilla no le van a sonar, porque la Real es muy diferente a la que compartió en su año en Donostia, pero aún quedan unos cuantos con los que se abrazará porque tuvo una buena relación la pasada temporada. El canario ha marcado un gol con Pucela, algo que pese a sus múltiples intentos no logró aquí. Reencuentro curioso.

La Real femenina sigue de fiesta en fiesta para recoger las distinciones que quieren reconocerles el revuelo mediático que organizaron con su triunfo copero. El miércoles fue el premio de la Diputación y enseguida llegan otros, para concluir el 20 de enero con ese Tambor de Oro que van a compartir con sus compañeras del hockey. Otro logro de las mujeres deportistas.




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