Irán aprueba una ley para suspender las inspecciones de su programa nuclear

Funeral por el científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh asesinado el pasado viernes.
Funeral por el científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh asesinado el pasado viernes.WANA NEWS AGENCY / VIA REUTERS

Irán ha enterrado este lunes con honores de Estado a Mohsen Fakhrizadeh, el padre de su programa nuclear asesinado el pasado viernes. Al mismo tiempo, los medios iraníes han revelado una versión del atentado distinta de la inicial: el científico fue asesinado por “una ametralladora operada por control remoto”. Sin entrar en los detalles, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, el almirante Ali Shamkahni, ha confirmado tras el funeral que Israel utilizó “dispositivos electrónicos” en el ataque y atribuido su ejecución a los disidentes del Consejo Nacional de Resistencia (CNR).

“El asesinato fue una operación muy compleja, que se llevó a cabo de forma remota con dispositivos electrónicos. Ningún individuo estuvo presente en el lugar”, dijo Shamkhani en declaraciones a la televisión estatal. “Tenemos algunas pruebas, pero con toda seguridad los monafeghin estuvieron implicados y los criminales que están detrás son el régimen sionista y el Mosad”, añadió.

“Monafeghin”, literalmente hipócritas, es el término peyorativo con que los responsables iraníes se refieren los Muyahidin-e Jalq (Combatientes del Pueblo), el brazo armado del CNR (un grupo exiliado que lucha para derribar al régimen islámico). Las sospechas de que esta controvertida organización, que Irán considera terrorista, colabora con Israel no son nuevas. Desde que en 2002 uno de sus operativos reveló el programa nuclear secreto, se ha intuido su mano en los sucesivos ataques que ha sufrido ese proyecto y quienes trabajan en él.

Las declaraciones de Shamkhani cambian por completo el relato de cómo se produjo el asesinato del científico. De acuerdo con la versión inicial, un vehículo hizo explosión al paso del coche de Fakhrizadeh y a continuación este fue acribillado a balazos por varios pistoleros. La televisión estatal incluso entrevistó a un hombre que describió cómo varios hombres dispararon.

La agencia de noticias Fars, considerada próxima a la Guardia Revolucionaria, reveló sin embargo el domingo que Fakhrizadeh había sido asesinado por “una ametralladora operada por control remoto” y que no había pistoleros implicados, un detalle que suscitó incredulidad. Más piezas del puzle: la cadena iraní en árabe Al Alam asegura que las armas utilizadas fueron “controladas por satélite” y el canal en inglés, PressTV, afirma que los restos de un arma recuperada en el lugar del atentado tienen “el logo y las especificaciones de la industria militar israelí”.

Hasta ahora, tanto los dirigentes políticos como los responsables militares iraníes han responsabilizado a Israel del asesinato sin ofrecer pruebas. También han prometido vengar su muerte, aunque no está claro cómo. Irán nunca ha atacado directamente a Israel y el presidente Hasan Rohani dijo el sábado que responderían “a su debido tiempo y de forma apropiada”.

“Fue como una película de acción americana”, resume Javad Mogouei, un documentalista cercano a los sectores ultras del régimen, en su cuenta de Instagram. En su reconstrucción del atentado, Mogouei también se hace eco de un vehículo Nissan “con la ametralladora aparcado debajo de un transformador eléctrico” a la vuelta del Bulevar Imam, pero asegura que justo en la acera de enfrente había un todoterreno Hyundai Santa Fe con cuatro pasajeros esperando, además de cuatro motoristas y dos francotiradores. Mogouei no explica de dónde ha sacado esos datos.

“Pasa el primer coche de escolta. La ametralladora dispara contra el vehículo del doctor y su esposa, que da la vuelta. Tres balas alcanzan a Fakhrizadeh en los brazos y en las piernas. Sale del vehículo. Llega el segundo coche de escolta. Se baja Hamed Asghari [un guardaespaldas], se lanza sobre el doctor y recibe cuatro disparos. De repente, el Nissan explota por control remoto. Los pasajeros del Santa Fe y los motoristas disparan al mismo tiempo, 12 personas en total. El equipo de protección está bajo fuego”, resume Mogouei como si se tratara del guion de uno de los documentales que elabora la nueva generación de propagandistas de la Guardia Revolucionaria (el ejército ideológico del régimen y verdadero poder entre bambalinas).

Pero lo que sorprende no es el detalle con el que describe lo presuntamente ocurrido, ni siquiera que contradiga la versión inicial de que no hubo pistoleros sobre el terreno. Lo más llamativo es que cuestiona en alto lo que muchos iraníes comentan en voz baja. “¡Ninguno de los terroristas fue detenido o abatido!”, escribe Mogouei. Lo ocurrido ha puesto en evidencia la vulnerabilidad del régimen y ha desatado tanto llamamientos a purgar el sistema como el temor a una nueva oleada de represión, mientras los responsables sopesan cómo responder.

“Un equipo operativo de 12 miembros necesita al menos 50 personas de apoyo. ¿Cómo pudo un grupo terrorista operar en la capital con todo el material?”, se pregunta el documentalista antes de recordar los anteriores asesinatos de científicos y los sabotajes a la planta de Natanz. “Eso significa que el sistema de inteligencia tiene agujeros desde hace años. (…) hay que limpiar el sistema”, sugiere.

La televisión estatal ha mostrado la ceremonia oficial de despedida en el patio del Ministerio de Defensa, antes de que el féretro, envuelto en la bandera nacional, fuera trasladado a un cementerio del norte de Teherán. En las imágenes, ha podido verse al ministro de Defensa, Amir Hatami, que apenas podía contener las lágrimas. Aunque el número de asistentes estaba limitado debido a la pandemia, a su lado estaban también el general Hosein Salami, jefe de la Guardia Revolucionaria; el general Esmail Ghaani, jefe de la Fuerza Qods (cuerpo expedicionario de la Guardia); y Ali Akbar Salehi, jefe de la Organización de la Energía Atómica de Irán.

El plantel, al igual que el paseo del féretro por los principales mausoleos de Irán (Mashhad, Qom y la tumba de Jomeini) durante los dos días previos, ponen en contexto la relevancia de Fakhrizadeh. Inicialmente, cuando trascendió su asesinato el viernes, los medios estatales trataron de minimizar su peso. De hecho, la mayoría descubrió su nombre cuando el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lo señaló en 2018 y Estados Unidos lo incluyó en su lista de sanciones. Apenas hay fotografías suyas ni referencias de intervenciones públicas. Ahora, sin embargo, su imagen se pone a la altura del general Qasem Soleimani, asesinado por EE UU en Bagdad el pasado enero.

“Si no hubiera muerto, seguiría siendo un desconocido”, reconoció el general Hatami durante el funeral. El ministro también anunció un aumento de presupuesto para el departamento que dirigía Fakhrizadeh, dedicado a la Investigación e Innovación Defensiva, una señal de que van a seguir avanzando en los programas nuclear y de misiles.


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