Irrepetible pandemia de finales

Goazen mutilak! Esto es irrepetible. En el futuro, los forofogoitias recordarán la pandemia del Covid como el año de las tres finales. Un caso único a nivel mundial, como el Athletic. ¡A por el tri-ple-te!

Fuera mascarillas. En el baile del carnaval futbolero, el Athletic ha pasado en unas semanas de comparsa a protagonista. ¿Quién nos lo iba a decir? Tres finales en una temporada que pintaba gris, de transición post Aduriz
.

Y va y aparece Marcelino y todo cambia. Sobre el campo se ve ahora pasión desmedida, fe inquebrantable, ambición ilimitada. Los jugadores creen en lo que hacen y en lo que valen. Se sienten capaces de todo. Así han logrado en Valencia su enésima remontada. Y de las que valen, de verdad, su peso en oro.

Y lo hicieron en plan mandón. Aquí estoy yo. Como en el Carranza. Con la portería contraria entre ceja y ceja. Buscando el gol con descaro. Con las riendas del partido en manos rojiblancas.

Y aunque el contrario se delante de manera afortunada, nadie se viene abajo. Más bien todo lo contrario. Siguen percutiendo como si el resultado no les influyera.

En el Ciutat se vio un Athletic formidable. Una criatura de once cabezas que responde a la perfección a las ideas de un solo cerebro, el de Marcelino. El míster lo vive en la banda como si aún jugara. Es uno más a la hora de celebrar goles y triunfos. Y siempre exige un poco más.

Fueron 90 minutos de orgullo rojiblanco. Sin cambios. Para qué. En la prórroga, a la que nuestros merecimientos no nos debieron llevar, fue más de lo mismo. El Athletic buscando el gol y el Levante viviendo de la velocidad en sus contras.

El toque sutil de Morci para Berenguer, su carrera y su chut resultaron ser la llave de la final. Merecimos aún más. El Athletic fue un equipo. Todos los que viajaron, los técnicos y hasta la afición participaron de esa fiesta colectiva, de ese otro eslabón de la historia rojiblanca. Son los once aldeanos de la pandemia. Falta la guinda para ser leyenda


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