Isaac Humphries: otro paso adelante para los homosexuales en el deporte profesional

Isaac Humphries: otro paso adelante para los homosexuales en el deporte profesional

Isaac Humphries (Sídney, 1998) acaba de declarar públicamente que es homosexual. No debería ser noticia pero lo es en un mundo del deporte que, especialmente en las categorías masculinas del máximo nivel, todavía cuenta con los dedos de la mano el número de referentes abiertamente gays durante su trayectoria profesional. El jugador del Melbourne United, de 24 años, anunció su orientación sexual a través de un emotivo vídeo en sus redes sociales.

 En tres minutos, relata a sus compañeros de equipo, reunidos entorno a él en el vestuario, su lucha contra los tabúes y su caída en depresión por culpa de la presión relacionada con su condición sexual y la falta de referentes en el entorno competitivo.

“Mi objetivo es asegurarme de que la gente sepa que pueden ser quienes ellos quieran, da igual lo que hagan o quienes sean. Puedes ser un gran jugador de baloncesto y ser gay. Puedes hacer lo que quieras. No tiene nada que ver con tu sexualidad, con quien eres, con quien deberías ser o quien se espera que seas. Yo quería ser yo mismo, así descubrí mi propósito en esta vida”, explica.

Se trata del primer jugador de baloncesto de las principales ligas del mundo en compartir su homosexualidad mientras esta en activo, y uno de los poquísimos en haber dado el paso dentro del deporte de élite. El año pasado, el caso del futbolista Josh Cavallo, también australiano, generó una oleada de apoyo y reavivó un debate todavía tímido sobre los impedimentos sociales a la apertura y naturalización de los gays en el deporte profesional.

El caso de Humphries es otro paso importante para normalizar una situación que se lleva con mucha más facilidad en el ámbito del deporte femenino. En el caso de las disciplinas masculinas, hasta la revelación de Cavallo, jugador de la primera división de fútbol aussie (A-League), todos los deportistas que habían reconocido abiertamente su homosexualidad lo hicieron una vez retirados o en el ocaso de su trayectoria. Jason Collins, en 2013, anunció que era gay a los 34 años cuando jugaba para los Washington Wizards, aunque solo disputó seis partidos con el equipo y al año siguiente se retiraría sin contar con demasiadas oportunidades con los Brooklyn Nets.

“Les pedimos demasiado a los jugadores”, opinaba Ryan Resch, vicepresidente de estrategia de los Phoenix Suns y uno de los pocos trabajadores de la NBA abiertamente gays. “Cuando tienes toda esa presión externa y consideras el mundo de que te rodea, no tienes demasiado tiempo para pensar en ti. Estás preocupado por todo lo que están en juego. No creo que en la NBA, la industria del deporte  y todas las entidades que la rodean hayan cambiado esta percepción del riesgo”.

Humprhies, en el vídeo, explica sus motivos para dar el paso que pocos han dado antes: “Nosotros, como atletas profesionales, tenemos las responsabilidad de sentar precedentes para la gente”. Otros referentes que han seguido el mismo camino en competiciones de primer nivel han sido Carl Nassib, primer jugador abiertamente gay en la NFL y Luke Prokop, el primero en la NHL. 

La nefasta situación del colectivo LGTBIQ+ en Qatar, sede del inminente Mundial 2022 de fútbol, ha vuelto a poner de relieve los problemas que todavía tienen muchas personas para ser libremente quienes quieren en el mundo. Declaraciones como la broma de mal gusto entre Iker Casillas y Carles Puyol en las redes sociales también inflamó el debate sobre la responsabilidad del deporte a la hora de abrir mentes y ejercer como ejemplo para la sociedad.




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