El Gobierno italiano ha aprobado el plan presupuestario para 2022. El documento, que ha sido ya enviado a la Comisión Europea con algo de retraso respecto sobre la fecha prevista del 15 de octubre, incluye una bajada de impuestos, un incremento de los fondos destinados a la Sanidad y mayores recursos para “contener” los precios de la energía. Se trata de un esquema que deberá ser corregido y aprobado por el Parlamento, pero que aliviará sustancialmente la presión fiscal en el país: la previsión es de, al menos, 7.000 millones de euros. Una tendencia anunciada ya en el plan de reforma fiscal esbozado hace una semana y que ahora coge cuerpo para las cuentas de 2022.
El apartado fiscal puede resultar el más llamativo, ya que Italia acaba de recibir el visto bueno de la Unión Europea para obtener alrededor de 200.000 millones de euros de los fondos de recuperación pospandemia hasta 2026. Para el ministro de Economía italiano, Daniele Franco, y el propio primer ministro, Mario Draghi, esa cantidad puede ser útil también para permitir un alivio en la presión fiscal que estimule el consumo. “Es el momento de dar, no de pedir”, anunció Draghi a su llegada al Palacio Chigi el pasado mes de febrero. Entonces el expresidente del BCE adelantó que acometería una reforma fiscal inspirada en la que sacó adelante Dinamarca en 2008 y en la que se produjo un recorte de dos puntos de la presión fiscal. Todavía no está claro cómo se llegará hasta esos niveles, pero estos presupuestos marcan una dirección concreta.
El Documento programático de Presupuestos (DPB, en italiano) funciona como esquema de la Ley de Presupuestos para 2022, que será elaborada en otro Consejo de Ministros los próximos días, y tiene en cuenta un cuadro macroeconómico futuro al alza. Los Presupuestos, señala el Ejecutivo, tienen el objetivo de “apoyar la economía en la fase de salida de la pandemia y reforzar la tasa de crecimiento en el plazo medio”, reduciendo la presión fiscal a empresas y familias. Además de la reducción de la cuña fiscal, se prevé una reducción del IVA para productos de higiene femenina del 22% actual al tipo reducido del 10% ―una propuesta que también contempla el acuerdo de coalición del Gobierno español―, así como un aplazamiento de la entrada en vigor de los impuestos al plástico y al azúcar y el desembolso de recursos para contener los precios energéticos.
El Ejecutivo de Draghi ha decidido bajar impuestos pese a que Italia ostenta la segunda mayor deuda pública de la Unión Europea, solo por detrás de Grecia. Según el proyecto enviado a Bruselas, el endeudamiento se situará en el 153,5% del PIB este año y bajará al 149,4% en 2022. La pandemia ha llevado el déficit público igualmente por encima del 3% del PIB que fijan las reglas fiscales europeas. En concreto, Roma prevé cerrar 2021 con un desfase presupuestario del 9,4% y acabar en 2022 con un boquete del 5,6%. El contexto, en cambio, es favorable. El Ejecutivo italiano prevé que el producto interior bruto (PIB) crezca un 6% este año, frente al 4,5% que había estimado en abril, mientras que en 2022 aumentará un 4,7%, en 2023 un 2,8% y en 2024 un 1,9%.
Italia también es uno de los países de la UE con mayor presión fiscal, por encima del 40%. España se sitúa por debajo de esta barrera, y el objetivo de los socios del Gobierno es elevarla a través de una ambiciosa reforma fiscal, cuyas líneas maestras ya están pactadas en el acuerdo de coalición. Este año ya han entrado en vigor algunas alzas fiscales ―como la tasa Google o la subida del IRPF a las rentas altas―, mientras que de cara a 2022 solo se prevén ajustes con impacto recaudatorio limitado, como la fijación de un tipo mínimo en el impuesto de sociedades del 15%. Estas medidas pretenden ser la antesala de una reforma de más calado, que fue aplazada tras estallar la pandemia del coronavirus y a la que el Gobierno se ha comprometido con Bruselas para 2023, tras recibir a inicios del próximo año las conclusiones del comité de expertos para la reforma fiscal.
Reformas
La reforma de las pensiones es otro de los puntos clave que se discute y que deberá aliviar las arcas del estado para permitir la reducción de la carga fiscal. El sistema impuesto por la Liga durante el mandato del primer Ejecutivo de Giuseppe Conte, conocido como Cuota 100 (el número que se obtiene para poder jubilarse sumando los años trabajados y la de edad del sujeto), también será modificado. Sustancialmente, se busca retrasar de nuevo la edad de jubilación llevando esa “cuota” hasta, al menos, el número 102.
Otro de los puntos del nuevo presupuesto será el mantenimiento del reddito di cittadinanza (renta de ciudadanía, en español), una suerte de subsidio contra el desempleo implantado pro el Movimiento 5 Estrellas (M5S) durante su gobierno (2018-2020) y que no encuentra apoyo en el seno del Ejecutivo. Draghi ha decidido mantenerlo, tal y como pedía ese partido, actualmente el más fuerte en el Parlamento. Pero introduce “correcciones” para aumentar los controles y evitar los fraudes en el acceso a esas ayudas de desempleo. El mismo día que se anunciaba se conoció una operación de la policía contra 102 arrestados por mafia que cobraban la citada ayuda.
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