Si hay algo que engrandece a un deportista es una rivalidad de primer nivel con otro compañero. En el caso de Niki Lauda, ese hombre fue James Hunt. Ambos protagonizaron muchos duelos sobre las pistas que han pasado a formar parte de la historia de la Fórmula 1.
Lauda se retiró con tres títulos mundiales (1975, 1977 y 1984) que no fueron cuatro porque Hunt le ganó el de 1976. Todo se fraguó a raíz de la llegada de ambos a los dos mejores equipos de la Fórmula 1. Lauda fichó en 1974 por Ferrari, mientras que Hunt llegó en 1976 a McLaren.
Hunt no fue el máximo rival de Lauda en aquel título de 1975, ya que terminó cuarto del campeonato. Pero un año después todo cambió. Lauda aventajaba claramente a Hunt, quien había sido descalificado en varias carreras. Sin embargo, a raíz del accidente de Lauda en Alemania, todo cambió. Hunt fue restándole la diferencia en el Mundial durante las carreras en las que el austriaco estuvo ausente.
Así, el Gran Premio de Japón, el que cerraba el campeonato, fue decisivo. Lauda tan solo tenía tres puntos de diferencia sobre su rival y necesitaba un buen resultado para hacerse con el título. Sin embargo, se retiró. Hunt, por su parte, terminó tercero para arrebatarle el cetro.
Lo cierto es que fue la única ocasión en la que Hunt pudo derrotar a Lauda. Niki recuperó el título un año después, en el que el británico ya no fue su rival. Años después, conquistó su tercer entorchado.
Sin embargo, Lauda siempre resaltó la figura de Hunt. “Hay pilotos buenos y pilotos malos. Después están los que son muy talentosos y muy difíciles de batir. James era uno de ellos”, llegó a decir Lauda sobre su rival. La admiración entre ambos era mutua después de los duelos compartidos en la pista. “Nos respetábamos mucho porque al final corríamos durante 300 kilómetros uno al lado del otro. Si alguno cometía un error, corríamos el riesgo de matarnos los dos. Pero Hunt era de esas personas en las que podías confiar porque era muy preciso conduciendo”, dijo Lauda sobre Hunt.
Esa admiración siempre fue mutua entre ambos. De hecho, Lauda llegó a admitir que fuera de las pistas solían quedar como dos buenos amigos. Dentro, dejaron duelos para el recuerdo.
Lauda, un genio de película con un carácter endemoniado
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