Jane Lynch, sobre su recaída con el alcohol: “No podía esperar a terminar de rodar para tomar un trago sola”


Encontrarse cómoda en lo personal y lo profesional ha supuesto un reto para Jane Lynch. La actriz de Glee publicó hace una década su autobiografía Happy accidents (”Accidentes felices”) donde aseguró que “hacer frente a su sexualidad y al alcoholismo” la marcó desde la adolescencia. La intérprete de 61 años, que empezó a beber cuando tan solo tenía 14 porque “sabía que había algo roto” en ella, se ha sincerado ahora sobre el viaje que ha tenido que recorrer hasta alcanzar la sobriedad y evitar recaer en varias ocasiones. “Vivo en una casa realmente bonita de un pueblo costero y tengo una mujer fantástica”, ha comenzado a relatar Lynch durante su reciente entrevista para The Guardian. Pero para llegar a este punto se ha visto obligada a cruzar varios obstáculos.

“La primera vez que bebes es como: ‘Ah, lo encontré. Me siento feliz en mi cuerpo, este es un sentimiento de felicidad. Nadie puede decirme nada que me moleste o me haga sentir mal”, ha asegurado durante la charla. “Y luego, la próxima vez que bebes, lo vuelves a sentir. Antes de que te des cuenta, no te está haciendo bien. Cuando estaba en medio de la adicción supe que algo no estaba funcionando”, ha confesado, explicando que no fue hasta después de cumplir los 30 años cuando reconoció su problema. Hasta entonces, muchas veces se dirigía al bar más cercano y comenzaba a beber desde las siete de la mañana, incluso tras largas noches de fiesta. Tras varios años empezó a sentir un “profundo vacío”, y su percepción cambió. “Sentí una especie de desaparición mágica de mis ganas de beber”, ha afirmado tras revelar que fue entonces cuando decidió unirse a Alcohólicos Anónimos (AA), una decisión que fue “en gran medida un regalo” para ella.

“Me encantaba AA”, ha reflexionado la ganadora del Globo de Oro, asegurando que le ayudó por primera vez a dejar de refugiarse en el alcohol que consumía a diario. Tras años de éxito profesional y su participación en numerosas comedias estadounidenses que la catapultaron a la fama, la también actriz en la serie La maravillosa Señora Maisel, volvió a verse inmersa en su adicción —unos años después de divorciarse de su primera esposa, la psicóloga Lara Embry—. “Me convertí en alguien que sabe de vino de una manera que solo un alcohólico puede”, ha compartido, además de que volvió “a la negación, después de todos esos años de sobriedad y autoconocimiento”. “Me engañé a mí misma, me desperté un día y dije: ‘he vuelto”, ha explicado. “Volvía a estar atada a ello. La única parte del día que realmente me importaba eran las cinco en punto”, ha afirmado haciendo referencia al momento en el que se permitía beber.

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Aunque cree que parte de su recaída fue consecuencia del “aburrimiento”, ha declarado que volvió a beber porque llegó a un punto en el que ningún otro remedio le funcionaba para escapar de sus problemas. Durante la conversación ha confesado que bebió en múltiples ocasiones durante el rodaje de la serie The Good Fight de Paramount, en la que apareció entre 2017 y 2021. “No podía esperar a terminar para irme a tomar un trago sola”, ha manifestado. Con tal de ocultar su adicción, mintió hasta a sus propios amigos más cercanos. “Me daba un poco de vergüenza. También la negación y las justificaciones”, ha comentado al entrevistador, a quien ha asegurado que seis meses después de aquello, volvió a dejar de beber finalmente. “De repente todo había terminado”, ha concluido, afirmando que llegó un momento en el que “llegaban las cinco” y ni siquiera se daba cuenta.

Desde entonces, Lynch ha aprovechado su “segunda oportunidad” para dar lo mejor de sí. Asumió el papel de Sophie Lennon en La maravillosa Señora Maisel —cuya cuarta temporada se estrena el 18 de febrero—, obtuvo otros trabajos que la han mantenido alejada del alcoholismo. Su vida amorosa también ha llegado a su apogeo, después de casarse en 2020 con Jennifer Cheyne, con quien Lynch salió durante un par de años a principios de la década de 2000 y con quien volvió a conectar una década después. Fue el mismo año de su boda cuando afirmó a la revista People que Chayne le hacía sentirse “muy agradecida”.


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