¡Jarro de agua fría para el Athletic!

Todo se puso muy cuesta arriba tras la pena máxima, dejando la sensación de haber desaprovechado una ocasión excepcional para haber vuelto con algo distinto de la ya habitual derrota en el estadio colchonero. Filomena nos echó una mano que no supimos aprovechar. No son ni el Atlético ni el Athletic de entonces. Esta conjunción de factores nos hacía ser optimistas para rascar un resultado positivo en el Wanda Metropolitano. Pero carecimos de oficio y capacidad competitiva, la que sí tiene un jugador uruguayo curtido en mil y una batallas. Parte del peaje por la sanción de Iñigo Martínez. El equipo del
Cholo
Simeone

nos ganó con muy poco.

Nos estaríamos engañando si los achacásemos todo al colegiado, que también, pero miremos en nosotros mismos, como seguro habrá hecho el míster, al que creo que estas dos jugadas habrán hecho jurar en arameo. Lograr una plaza europea vía Liga se aleja parece que definitivamente. Necesitamos los puntos de la tranquilidad para centrar el tiro en los partidos vitales del próximo mes de abril.

Indirectamente, traer algo de Madrid hubiese metido en la pelea por la Liga a nuestro rival del 17 de Abril. Distraerse en la pelea por dicho título hubiese exigido un desgaste a los azulgrana que les hiciese llegar más trotados y dispersos a La Cartuja tras un duelo clave contra los merengues en las fechas previas a la cita sevillana.

Dos partidos a la hora del aperitivo contra Celta y Eibar deben acercarnos a un final liguero sin preocupaciones y preparar la final del día 3 contra los vecinos. A ver si sumamos de a tres.

Por comentarlo

¿Hasta qué punto debe permitirse a jugadores con altísimos contratos como futbolistas profesionales no limitar su preparación física a la planificada por el cualificadísimo cuerpo de profesionales de los clubes? ¿Permiten los clubes que remuneran de tal forma a estos jugadores profesionales que de motu propio lleven a cabo una preparación personal a la carta con profesionales ajenos al club?

Entiendo que debiera ser una cuestión a introducir en los contratos, la de que todo lo relativo a sistemas de entrenamiento y dietas alimenticias deban estar supervisadas y controladas en exclusiva por los profesionales de la entidad futbolística que les paga. Lo contrario, la decisión de forma unilateral de entrenamientos o dietas a la carta ajenas a las directrices marcadas por los clubes, y que vayan en contra del planificado objetivo de máximo rendimiento en aquello para que se les paga, debiera implicar la adopción de medidas sancionadoras por parte de los clubes.

No creo que hipermusculación, entrenamientos en pesas y similares, así como hábitos alimenticios ajenos a los programados y controlados por los equipos sean lo más adecuado para los futbolistas. Existen precedentes de los que aprender, así como de sus consecuencias. Cuando se elige ser futbolista profesional y se cobra muy bien por ello, no es momento de trabajar el cuerpo para competir por el Míster Olimpia o exhibirlo en redes sociales. Una vez retirado, hay tiempo de sobra para ese tipo de escaparates. Una moda que no me gusta en el fútbol de hoy.

Si nada se tuerce, aquí en siete días.


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