La crisis sanitaria del coronavirus, que provocó hace ya dos semanas la suspensión indefinida de la NBA, sigue dejando historias curiosas. Son los propios jugadores de la liga los encargados de relatar sus experiencias alrededor del mismo y pocos lo han vivido tan de cerca como Joe Ingles, alero de los Jazz y compañero de Rudy Gobert, el primer caso confirmado en la NBA.
El positivo de Gobert puso en marcha una secuencia de eventos que acabó con medio planeta clausurando sus competiciones deportivas. En el vestuario de los Jazz saltaron chispas y se acusó a Gobert de no haber tenido cuidado y no tomarse la situación en serio. Ingles ha relatado cómo fueron las horas posteriores a la noticia en una entrevista para The Athletic.
“
Ningún hotel quería alojarnos esa noche en Oklahoma
”, cuenta el alero. El equipo se sintió apestado después de las reacciones de la gente aquella noche. Todos pasaron por el test para determinar si ellos también habían sido contagiados, “uno de los sentimientos más incómodos que he sentido en mi vida”, según Ingles, refiriéndose al hisopo que se introduce al paciente por la nariz.
Ingles quiso acordarse de la labor realizada por Quinn Snyder, el entrenador de la franquicia, que llevaba varias semanas concienciando al equipo sobre el COVID-19 y que les aportó muchísima información sobre el tema: “Sentimos que estábamos un paso por delante del resto de equipos”.
Preguntado sobre su familia y los riesgos del virus, Ingles tampoco tuvo dudas. “
Si tengo que irme a Australia y no volver a jugar para protegerlos, lo hago ahora mismo
”, declaró tajante. Hace poco desveló que el pequeño de sus hijos padece autismo y que se considera un hombre muy familiar.
La NBA seguirá parada de momento y los jugadores no podrán entrenarse en las instalaciones de los equipos. Sin apenas pistas sobre cuándo podría reanudarse, la liga plantea ahora todo tipo de escenarios para cuando esta crisis empiece a ver su fin.
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