Nikola Jokic, como diría aquel, no se está de tonterías. Además de que tan elegante él sobre la pista, todo un intelectual del baloncesto con su manera única de leer el juego desde sus ‘consistentes’ 2,11, quiere lucir bien guapo cuando no está en pista. Así que el serbio, preguntado por Charles Barkley por el impecable ‘suit’ con el que llegó para jugar el último partido, no se cortó a la hora de definir las estrafalarias modas que predominan en los jugadores.
“Simplemente no me gusta cómo los chicos se disfrazan para los partidos. Llevar un ‘suit’ significa negocio. Estoy aquí para hacer mi trabajo”, respondió claro y conciso el MVP. Jokic rechaza la manera en que muchas estrellas llegan vestidas a los partidos. De hecho, los pasillos de entrada a los pabellones en las horas prepartido parecen muchas veces más bien una pasarela en la que se compite por ver quien llama más la atención con su traje.
Jugadores como Russell Westbrook o James Harden, amantes de la moda, no han dudado en vestir sus particulares diseños, aunque la ‘palma’ esta temporada se la ha llevado Terry Rozier, el jugador de los Charlotte Hornets, que compareció en una rueda de prensa vestido como un fantasma.
En contraste con el traje de Jokic, esta semana también ha sido llamativa la vestimenta de Al Horford (Boston Celtics), al que se le vio con una camiseta de Argentina antes de jugar para celebrar el reciente triunfo en el Mundial de la albiceleste.
El anterior comisionado de la NBA, David Stern, decidió implantar un código de vestimenta en 2005 para acabar con la moda instigada por Allen Iverson, que marcó una tendencia con su ropa ancha y la cantidad de joyas y brillantes que llevaba como atuendos. Sin embargo, la percepción, cada vez más, es que la regla ya está por estar, sin que realmente tenga ningún efecto. Si fuera decisión de Jokic, quizá todos llegarían a partir de ahora a la pista en traje. Al MVP le gusta ir bien elegante.
Allen Iverson marcó una moda que fue ‘cortada’ por David Stern