Joventut: cuando la cantera no es solo romanticismo

Joventut: cuando la cantera no es solo romanticismo

Entre los gestores de la Liga Endesa y de muchos de sus clubs se instaló a principios de este siglo la certeza de que el camino hacia el éxito y la estabilidad económica pasaba por los jugadores extranjeros. Según los gurús de esta línea de pensamiento, la apertura del mercado, con la consiguiente desaparición de la protección hacia el jugador español, redundaría en un abaratamiento del precio de los nacionales y en un aumento de la calidad general de las plantillas. La mayoría de los clubs abrazaron estos postulados pero en un no tan pequeño poblado cercano a Barcelona los betulenses resistieron para acabar demostrando que existen otros caminos en el baloncesto moderno.

El Joventut de Badalona, a imagen de Asterix y sus galos, no se ha dejado dominar por el neoliberalismo invasor que se ha instalado en nuestro baloncesto y este martes se clasificó para las semifinales de la Liga Endesa con un equipo que tenía a ocho canteranos entre los doce jugadores inscritos en el acta. El triunfo sobre el Lenovo Tenerife (81-58) es la última prueba de que, tras una larga travesía por el desierto, la Penya ya vuelve a estar entre los grandes sin renunciar a las que siempre han sido sus señas de identidad.

Los jugadores de la Penya celebran su triunfo del martes sobre el Lenovo Tenerife

Alejandro García / EFE

Pau Ribas, Joel Parra, Pep Busquets, Albert Ventura, Guillem Vives, Ferran Bassas y Zsombor Maronka se formaron en el Joventut. Y desde los 19 años está en el equipo de Badalona Simon Birgander. Los ocho se alinearon el martes contra el Lenovo. Tras su estela llegan el holandés Yannick Kraag (19 años) y el letón Kriss Helmanis (20), que ya han debutado con el primer equipo aunque suelen jugar con el vinculado verdinegro en LEB Oro, el CB Prat. Incluso el técnico del equipo, Carles Duran, procede de las categorías inferiores del Joventut, donde ya dirigió a algunos de los jugadores que hoy tiene a su disposición en el conjunto sénior. “Que la Penya vuelva a estar entre los cuatro mejores equipos demuestra que el basket no está muerto. Vamos con siete chavales de la casa. Hay que remontarse a las épocas de Jordi Villacampa y Rafa Jofresa para encontrar una cosa así”, comentaba Duran tras el triunfo sobre el Lenovo.

Joventut: cuando la cantera no es solo romanticismo
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Joel Parra pasea por Badalona


El cóctel se completa con jugadores extranjeros en progresión (Brodziansky, Willis, Feliz) o que se presentan como una oportunidad de mercado, caso de Ante Tomic, que eligió a la Penya porque priorizaba mantener a su familia en Barcelona. El único que no ha acabado de funcionar este año en Badalona es el escolta estadounidense Brandon Paul, cuyo rendimiento ha bajado mucho respecto a su anterior etapa en el club.

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Guillem Vives, uno de los talentos exportados por la Penya  y que han regresado después

Alejandro García / EFE

La ‘fórmula Penya’ es en cierto modo una apuesta romántica, que prioriza la conexión de los jugadores con el club que les ha hecho crecer y también la que los aficionados pueden tener con esos jugadores que ya vestían de verdinegro desde pequeños. Pero no es solo eso. El Joventut ha demostrado que también es una apuesta sólida a nivel económico. Formar, disfrutar y vender, esa ha sido casi siempre la tónica en el club verdinegro, cuya economía se beneficia regularmente del dinero de traspasos y cláusulas de rescisión que pagan los que vienen a buscar su talento. José Montero, Raúl López, Àlex Mumbrú, Ricky Rubio, Alberto Abalde… La lista es larguísima y sus últimos integrantes son Xabi López-Arostegui y Nenad Dimitrijevic, que el pasado verano pusieron rumbo a Valencia. El próximo podría ser Joel Parra, al que ya se vincula con un posible interés de Real Madrid y Barça.

Vives, Bassas o Ribas han regresado al club donde se formaron

Exportar talento, recuperar talento

La Penya vive de su cantera y además lo hace por partida doble, ya que muchos de estos jugadores que vuelan cuando despuntan en su juventud (y que dejan un buen dinero en las arcas verdinegras) regresan a Badalona ya maduros para poner broche a sus carreras en el club de su corazón. Es el caso de Pau Ribas, Ferran Bassas o Guillem Vives en el actual equipo o de Sergi Vidal y Albert Miralles antes que ellos.

Apoyado en estos mimbres, el Joventut se ha plantado en las semifinales de la Liga Endesa por primera vez en los últimos quince años. Haga lo que haga ante el Barça, la temporada ya es para enmarcar, pues el equipo verdinegro llegó a las semifinales de la Eurocup, participó en la Copa del Rey y acabó cuarto la fase regular ACB.

En este regreso del equipo verdinegro al primer plano deportivo sería injusto no mencionar el apoyo de la familia Grifols, que con su importante aportación en la ampliación de capital de 2018 fue determinante para garantizar la supervivencia del Joventut. Y también la acertada gestión del director deportivo Jordi Martí, capaz de sacar un gran rendimiento a un presupuesto no tan exiguo como el de hace unos años pero igualmente limitado, y del técnico Carles Duran, que ha logrado formar un bloque comprometido y que muestra un gran juego en los dos extremos del campo.

Pero que nadie se engañe, si algo explica el brillo de la actual Penya es esa cantera inagotable que tiene detrás.




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