De entre todos los platos fuertes que anunciaba la final entre Inter de Milán y Sevilla, uno de los más jugosos era el de poder ver cómo la pareja Koundé – Diego Carlos iba a ser capaz de frenar a la dupla interista formada por Lautaro y Lukaku que tan buenos réditos le habían dado a Conte hasta ahora.
Era, además, la primera final de ambos zagueros sevillistas que, en esta temporada tan atípica, se han erguido como auténticas revelaciones tanto en LaLiga como en Europa y esta noche, en Colonia, volvieron a demostrar por qué.
Sobre todo Jules Koundé. El jovencísimo defensa francés (21 años), presente en la agenda del Real Madrid, ‘secó’ literalmente a un Lautaro Martínez que también está apuntado en rojo en la del Barcelona. Quizá fue un aperitivo de lo que se espera en próximos Clásicos. Pero si bien Lukaku pudo zafarse algo más de su marcador Diego Carlos, no pudo hacerlo así el argentino acostumbrado a moverse por detrás del belga y que esta noche tuvo de sombra al chaval parisino, hijo predilecto ya de la ciudad de Sevilla.
Condiciones de sobra para brillar
Fue una cátedra en defensa la de Jules Koundé ante el Inter en general y ante Lautaro en particular que alimentó más si cabe el interés de los grandes clubes que ya han puesto su ojo en él. Sin ser el más alto, (178 cm) se mostró seguro en los balones aéreos, fue el más rápido en las acciones dividas y mostró algo más que soltura a la hora de sacar el balón desde atrás. Siempre exacto, puntual e impecable en el cruce. Su misión era no regalar a Lautaro portadas de los periódicos en Italia y terminó enviándole a la columna de las críticas.
Firmó así una final que le vale para dar volumen a su enorme potencial en ciernes y que anuncia que debajo de ese estridente peinado al estilo ‘afro’ hay un central para muchos años en Francia, aunque quizá no para tantos en el Sánchez Pizjuán.
Source link