La banda de Ander Capa en el Athletic


En esto del fútbol moderno hay dos fórmulas, no mágicas pero sí comprobadas por su efectividad, para tratar de desactivar defensas rivales. La primera, promulgada hasta la saciedad por
Garitano
, pasa por el juego de bandas. En plural por aquello de la paridad estratégica y el intento de despiste para con los rivales, pero reducida desde que el mundo es mundo (tiempos de
Iraola
y compañía) al costado diestro.



Otra cosa es la efectividad, en los centros especialmente. La capacidad innata y la técnica suficiente para correr la banda y centrar a un compañero, o para subir la banda y donar balones a las tribunas altas de San Mamés.

En esto
Capa
sigue demostrando ser el número uno y no precisamente porque tenga competencia en la plantilla. El constante reinvento de los jugadores de banda, antaño extremos y ahora interiores, ha silenciado las carencias de aquellos llamados a convertirse en carrileros de largo recorrido con presencia en campo contrario. La exhibición de Capa contra el Levante, centrando para el primero y voleando para el segundo, constata la distancia sideral entre un estilo y otros.

La otra opción ofensiva pasa por dentro, donde Garitano ha movido piezas buscando la velocidad de
Williams
por banda y la movilidad de
Muniain
entre líneas con
Raúl García
en punta. Los primeros resultados son más que satisfactorios porque Muniain no deja de ver puerta en San Mamés. Habrá que seguir afinando la propuesta, mientras los rivales no le pillen las vueltas, para que Williams no frene en seco su incipiente producción y para que Raúl García no se estanque en su pelea contra los rivales.

Si a todo esto le sumamos la producción de córners y los repentinos disparos desde la frontal, se intuyen argumentos suficientes para combatir la falta de gol. Será cuestión de pericia.


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