La brutal honestidad de Aduriz


Incógnita despejada. Aritz Aduriz seguirá siendo león, como mínimo porque con Aduriz nunca se sabe, hasta 2020. Simbólico. Dos veces veinte. Quiere seguir dando guerra a las defensas rivales, mejorando unos registros estadísticos que son de otra época y echando un cable a los delanteros que llevarán el peso goleador del Athletic en los próximos años.

Aduriz era el dueño de su futuro. Así lo dejaron claro Elizegi y Alkorta. Pero las últimas actuaciones del donostiarra en el verde no han invitado al optimismo. No es que no haya sumado goles, es que apenas ha gozado de presencia. Llegaba tarde a las disputas y no aparecía en sus clásicas batallas aéreas. Si la cara es el espejo del alma, la de Aduriz reflejaba impotencia. Las lesiones le han mermado sobremanera este curso.

Y no lo esconde. El 20 del Athletic realizó el miércoles un enorme ejercicio de honestidad, de los que no abundan en el fútbol: “He tenido muchísimas dudas porque siento que no he estado a un nivel competitivo lo suficientemente bueno como para ayudar al equipo en lo que necesitaba, me siento bastante responsable. No me he visto bien, evidentemente. Todos lo hemos visto”.

Partiendo de esta sincera reflexión plagada de autocrítica, no deberíamos dudar respecto a lo que Aduriz apuntó posteriormente: “Estoy capacitado para aportar muchas cosas en el campo”.

Es testarudo y con una mentalidad ganadora fuera de lo común. Una combinación que a buen seguro no le ha permitido colgar las botas con malas sensaciones en lo personal, sin poder rendir como le gustaría en los últimos encuentros, y también en lo colectivo, dejando escapar Europa sobre la bocina.

Aduriz ya no va a ser el ariete de hace un lustro que era el eje principal sobre el que se vertebraba el Athletic, pero lleva el gol en su ADN. Pondrá las cosas difíciles a los compañeros de vestuario que luchen por su puesto y dejará más de un destello de calidad en el área la próxima temporada. Que nadie lo dude.


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